Quiénes son
Sara Gutiérrez y Miquel Àngel Queralt cambiaron su anterior trayectoria profesional como fotógrafos de motocross para marcas y revistas de prestigio, en Barcelona y viajando por el mundo entero, por la elaboración artesanal de quesos en Éller, en el Pirineo. Sentían que querían ser pastores, que la Cerdanya era su casa de verdad, el lugar donde querían vivir, que querían contribuir a otro modelo de ganadería y de producción agroalimentaria… y se lanzaron a ello. Se formaron en la Escuela de Pastores del Pallars e hicieron las prácticas en el Ariège, en Francia. Desde allí trajeron, en 2016, 30 cabras, el rebaño con el que empezaron y que daría nombre a su proyecto vinculado al territorio, y a través del cual lo ponen en valor. Trabajadores incansables enamorados de la Cerdanya, de sus montañas, su paisaje y el variado ecosistema de prados, bosques y bosques de ribera, elaboran quesos de leche cruda de cabras que pacen en libertad.
Qué hacen
En 30 Cabres hacen quesos artesanos de leche cruda de las cabras de su propio rebaño, productos de alta montaña y comprometidos con el entorno, que permiten que las cabras tengan una buena vida y a la vez contribuyan a la conservación del paisaje, ya que mantienen limpios prados y márgenes, ayudan a despejar los caminos y a limpiar el sotobosque. Cada pieza es fruto del trato cercano que Sara y Miquel Àngel dan a cada una de las casi cincuenta cabras alpinas de su rebaño, con nombre propio y que sacan a pastar cada día. Respetan sus ciclos naturales y se ocupan de todo el proceso, desde ordeñarlas, elaborar el queso o venderlo, hasta divulgar su tarea en las redes sociales.
El entorno
Éller nos invita a visitar la iglesia románica de Santa Eulàlia y, a pocos kilómetros, Bellver de Cerdanya para pasear por su conjunto histórico, o acercarnos hasta la que se conoce como la Catedral de la Cerdanya, Santa Maria de Talló, y las iglesias de Sant Julià de Pedra y de Santa Eugènia de Nerellà. En los alrededores, se nos ofrece la posibilidad de conocer el edificio del «Sequer de les Pinyes» —un antiguo secadero de piñas—, una auténtica reliquia industrial, o bien hacer excursiones hasta la cima del Mirador (1.732 m), la Roca Foradada en el pintoresco valle de Pi, la fuente de Talló, las pinturas rupestres del Abric del valle de Ingla y recorrer los caminos del Parque Natural del Cadí-Moixeró, entre otras muchas posibilidades.