Un pequeño hotel con vistas al Pirineo donde sentirse como en casa
Hotel Tierra Buxo es un hotel de cinco habitaciones con vistas al Pirineo y a la Sierra de Guara, construido en el lugar que ocupaba el pajar del abuelo de Marta. El entorno es paradisíaco e infunde pura calma, el hotel está pensado para que el visitante se relaje y disfrute del lugar, y Marta y Romain ofrecen a sus huéspedes todas las atenciones habidas y por haber. No es por casualidad, pues, que cuatro años después de su apertura, Hotel Tierra Buxo sea uno de los hoteles mejor valorados en las aplicaciones de reservas y con inmejorables críticas por parte de sus huéspedes.
Hablamos con Marta para que nos explique un poco más su historia y cómo les va su proyecto.
Tanto tú como Romain venís del mundo de la hostelería y os conocisteis trabajando en París. ¿Cómo era vuestra vida y vuestro trabajo en esta gran capital?
La verdad es que disfrutamos mucho de los años que pasamos en París. Vivíamos muy cerca de la Torre Eiffel, por lo que estábamos muy céntricos.
En mi caso, fui a París de Erasmus en el 2004 con 23 años (estaba estudiando turismo en la universidad) y empecé a trabajar como recepcionista en el InterContinental Paris Le Grand (de 470 habitaciones), uno de los hoteles de lujo con más historia de la ciudad. Fui promocionando en diferentes puestos durante trece años: estuve en el Club Lounge (que es como un pequeño hotel dentro del hotel) y, entre otras responsabilidades, los últimos cinco años los pasé organizando estancias de grupos (delegaciones diplomáticas, rodajes, congresos, etc.). Todo ello me dio una experiencia muy amplia con respecto a la gestión de un hotel, pero también con respecto a los clientes (culturas muy diversas, la importancia de buscar la excelencia en los detalles, ofrecer siempre una experiencia única, etc.).
Conocí a Romain en el hotel, donde él también trabajaba, él estuvo quince años en total. Comenzó como camarero en el restaurante del hotel (el mítico Café de la Paix) y fue evolucionando con los años, como maître de hotel y al final asistente del director del restaurante.
Ambos habíamos llegado a unas posiciones donde ya no era tan fácil evolucionar y con bastante estrés.
«La decisión de dejar París no fue tanto porque no nos gustara la vida allí, sino para tener la oportunidad de dar un paso más en nuestra carrera».
¿Cómo surgió la idea de dejar la gran ciudad y empezar vuestro proyecto en el pequeño pueblo de Arcusa?
La decisión de dejar París no fue tanto porque no nos gustara la vida allí, sino para tener la oportunidad de dar un paso más en nuestra carrera.
Se trata de un proyecto en el cual yo ya había pensado cuando estudiaba turismo en la universidad, ya que Arcusa era mi pueblo para las vacaciones y veía que esta zona era cada vez más turística.
La primera vez que vine con Romain (él es de la Bourgogne), creo que en el 2006, le hablé del proyecto. Pero en aquel momento teníamos los dos 25 años y estábamos bien en París por lo que no era el momento.
Y en el 2014, estábamos de vacaciones en Arcusa y haciendo una excursión por la zona nos encontramos a una pareja de turistas franceses. Nos contaron que estaban enamorados de esta región pero que faltaban servicios. Aquella misma tarde Romain estuvo dándole vueltas y me dijo: «¿Y por qué no dejamos París y nos venimos a crear algo en Arcusa?».
¿Cómo fue el proceso de pasar de la idea a la realidad, en un proyecto como este en el que es necesaria una gran inversión? ¿Cuánto tiempo duró?
Cuando Romain me propuso la idea, no le costó mucho convencerme. El hecho de poder crear desde cero nuestro propio proyecto, tras la amplia experiencia que habíamos adquirido en París, era un sueño que podíamos hacer realidad.
En septiembre de ese mismo año ya estábamos buscando arquitectos para el proyecto y ver qué se podía hacer.
Justo al lado de la casa de mis abuelos y de mi madre, mi abuelo había construido en los años 60 un almacén agrícola. Detrás de este edificio teníamos un terreno desde el cual hay unas bonitas vistas a la Sierra de Guara.
La idea era intentar restaurar el edificio y hacer un establecimiento de pocas habitaciones, y en el terreno hacer un jardín con piscina con vistas a la montaña. Al final por diversas razones se llegó a la conclusión que era mejor demoler el edificio y crear uno nuevo, recuperando la piedra del antiguo para la fachada. Así fue más fácil construir un edificio sostenible e instalar un suelo radiante que funciona con geotermia, una energía renovable. Tuvimos la suerte de trabajar con dos arquitectas (Lourdes Gambús y María Canales), ambas de la zona, que enseguida entendieron el concepto que buscábamos: combinar el estilo de un edificio de piedra con un toque moderno.
Desde septiembre del 2014 hasta septiembre del 2016 (cuando comenzamos las obras) estudiamos el cálculo aproximado de la inversión y la viabilidad del proyecto. También contactamos con hoteles de la provincia de Huesca; fue muy buena idea porque nos permitió conocer hoteleros de la zona, su experiencia, y nos permitió tomar nota de los buenos consejos que nos dieron y nos animó, aún más, a seguir adelante con el proyecto.
En septiembre del 2016 empezamos con las obras, que duraron aproximadamente un año y medio.
Además Romain hizo un curso intensivo de cocina en una conocida escuela de París y después se formó también con un chef de aquí para aprender las bases de la cocina española y aragonesa.
En abril del 2018 inauguramos el hotel.
¿En este caso, las administraciones responden?
Tuvimos un gran apoyo de las administraciones. Por un lado, recibimos una subvención de los Fondos europeos LEADER.
Y por otro lado, la ventaja de crear un proyecto así en un pueblo pequeño es poder tener una relación muy cercana con el ayuntamiento de Aínsa (al que pertenecemos). El alcalde, Quique Pueyo, nos animó desde el principio. Él dio a conocer también nuestro proyecto a la Diputación Provincial de Huesca. Gracias a ello, el día de la inauguración contamos con la presencia de diferentes autoridades lo que llevó a que los medios de comunicación se interesaran por nuestro proyecto. Nos dio una gran visibilidad antes de abrir el hotel y se tradujo en bastantes reservas. Aún hoy, cuatro años después, acogemos a parejas que nos conocieron en aquel momento y se habían guardado nuestro hotel para hacer una escapada en cuanto pudieran.
Explicadnos el porqué del nombre.
«Tierra buxo» es como se conoce la zona donde estamos, Arcusa y los pueblos de alrededor. El origen es que hace unos noventa años, en Francia estaba de moda un juego de bolos (parecido a la petanca) que se hacían con bolas de boj o buxo (en aragonés) y en esta zona se produjo una pequeña industria que consistía en la obtención de estas bolas de buxo, que se encuentran entre las raíces y el tronco de esta planta.
«Quisimos combinar ambos conceptos, el trato personalizado del hotel de París y la cercana relación con los huéspedes de las chambres d’hôtes, por esa razón creamos un hotel de tan solo cinco habitaciones, pero de gama media-alta».
¿Cómo ha influido vuestra experiencia en el mundo de la hostelería y vuestra vida en París en la concreción del proyecto? ¿Por qué decidisteis hacer un hotel de tan solo cinco habitaciones y Adults Only concretamente?
Durante los años que trabajamos en París pudimos adquirir una muy buena experiencia sobre la relación con los clientes, buscar siempre la excelencia, mimar los detalles, etc. Por otro lado, en Francia existe el concepto de chambres d’hôtes, en las que puede haber como máximo cinco habitaciones. Es un poco similar al turismo rural, pero el contacto con los huéspedes es mucho más cercano ya que en muchas de estas casas los propietarios ofrecen desayunos y cenas a sus invitados.
En nuestro caso quisimos combinar ambos conceptos, por esa razón creamos un hotel de tan solo cinco habitaciones, pero de gama media-alta, para poder proponer un trato muy personalizado pero también una relación muy cercana con nuestros huéspedes (como en las chambres d’hôtes francesas). Además, al estudiar la oferta de alojamientos en nuestra comarca, el Sobrarbe, vimos que apenas había conceptos como el queríamos crear.
La clave para el éxito del proyecto era la diferenciación: hotel muy pequeño para proponer un servicio personalizado, decoración cuidada en todos los detalles en un edificio con carácter, en el tema de la restauración, ofrecer productos de gran calidad, la mayoría de la zona.
El concepto de Adults Only era una diferenciación adicional. Al estar en un pueblo tan pequeño donde reina la tranquilidad, el poder relajarse en la piscina, tomando algo, con un buen libro, disfrutando de las espectaculares puestas de sol que tenemos en Arcusa y como único sonido de fondo el canto de los pájaros o una música de ambiente es un lujo al que muchos de nuestros huéspedes dan un gran valor.
¿El concepto del acompañamiento máximo al cliente, que tanto os caracteriza, era una premisa desde el inicio, entonces?
Por supuesto. Era una forma de diferenciación, un valor añadido, y la posibilidad de ofrecer una experiencia diferente.
Nuestros huéspedes no vienen a Tierra Buxo buscando solo un alojamiento de calidad. Leen los comentarios en Internet en los que se habla de nosotros, por lo que saben que vienen a nuestra casa. Siempre lo decimos, nuestros huéspedes son como amigos que nos vienen a visitar y que aún no conocemos. Amigos que queremos mimar para que descansen, desconecten, disfruten de una agradable cena y desayuno, descubran el paraíso en el que vivimos y se marchen enamorados de él.
La relación con nuestros huéspedes es muy especial, en nuestro caso no existe el check-in online (por citar un ejemplo), somos todo lo contrario: a su llegada si vemos que tienen ganas de conocer más sobre nuestra región o nuestro proyecto, es muy habitual que nos quedemos sentados en la recepción durante un buen rato compartiendo una buena conversación. O después de la cena, en nuestra terraza, en el bar, a la vuelta de sus excursiones o alrededor de la piscina. Nos encanta compartir momentos agradables con nuestros huéspedes. Y gracias a ello muchos repiten y nos recomiendan. Y muchos de ellos se han convertido en verdaderos amigos.
¿Además de vosotros dos, trabaja alguien más en el hotel?
Sí, nosotros dos somos autónomos y tenemos a mi madre contratada para que nos ayude con la limpieza del hotel.
¿Cómo fueron los inicios? ¿Cómo se recibe al primer huésped?
Desde el principio teníamos claro que nuestro proyecto iba a funcionar, si no, no lo hubiéramos llevado a cabo. Pero los primeros meses fueron un poco estresantes porque siempre hay muchas dudas.
Al primer huésped se le recibe con mucha ilusión y cariño, tratando de hacer todo lo posible para que disfrute al máximo de su estancia. Y gracias a ello comienzan a llegar los primeros comentarios positivos en Internet, lo que nos anima aún más a seguir adelante con nuestro sueño y nos da fuerzas para el primer verano (en el 2018), en el cual tuvimos una ocupación buenísima, que no nos esperábamos, y desde entonces seguimos igual de ilusionados y con muchas ganas.
Esta atención en los pequeños detalles se refleja, por ejemplo, en la ayuda que brindáis a vuestros huéspedes para que descubran el entorno, sobre todo el Sobrarbe y la Sierra de Guara, un paraje precioso pero que no es tan conocido como el Pirineo. ¿Cómo reciben los huéspedes estas propuestas?
Los clientes vienen buscando un hotel con encanto o atraídos por rincones más conocidos como el Parque Nacional de Ordesa. Una vez aquí les hablamos de parajes menos conocidos pero de gran belleza, como la zona de Lecina, el congosto del Entremón, o los pueblos de Morcat o Bagüeste, lugares increíbles en los que hay muy pocos turistas. Por lo que nuestros huéspedes se van encantados y se sienten privilegiados al poder disfrutar de sitios tan especiales casi para ellos solos (nada que ver con las masificaciones de otras zonas).
«En los desayunos y las cenas nos gusta proponer productos seleccionados por su gran calidad, la mayoría de Km 0».
Además de procurar una estancia perfecta, también dais mucha importancia a la restauración. ¿Cómo han influido vuestros años de trabajo en París en vuestra cocina y en la carta?
El hecho de tener productos tan buenos en nuestra región, ayuda muchísimo a que la experiencia gastronómica de nuestros huéspedes sea muy apreciada. Una de las claves también es el tamaño tan reducido de nuestro restaurante, tan solo diez huéspedes.
Algo que aprendimos al trabajar en el hotel en París es la importancia de anotar las preferencias de cada huésped. Desde el tipo de habitación que les ha gustado, la temperatura que prefieren, qué bebida caliente toman por las mañanas, qué tipo de vino les gusta para la cena, si tienen cualquier tipo de intolerancia o producto que no coman o no les guste, qué excursiones han hecho, para cuando vuelvan proponerles nuevas opciones, y un largo etc. Conocer las preferencias de nuestros huéspedes nos permite anticipar todos los detalles para que cuando vuelvan hagamos todo lo que está en nuestras manos para que su estancia sea una experiencia y un momento especial.
En los desayunos y las cenas nos gusta proponer productos seleccionados por su gran calidad, la mayoría de Km 0, y al tener tan pocos huéspedes podemos tomar el tiempo necesario para explicarles en detalle cada plato, escoger un vino que pueda ser de su gusto, etc.
Romain propone una cocina relativamente sencilla, ya que no pretendemos ser un restaurante gastronómico, pero con un toque especial en la presentación y en la calidad de los productos escogidos, además de una influencia francesa en varios de los platos que ofrecemos.
¿Qué relación tenéis con los productores de la zona? ¿Participáis en encuentros o actividades? ¿Hay algún tipo de evento o feria donde podáis encontraros o hacer networking?
Nos encanta trabajar con pequeños productores de la zona y nos gusta conocer la historia de cada uno de ellos, muchas veces son varias generaciones de productores, pero en otras ocasiones son gente como nosotros que han apostado por venir al mundo rural a crear un nuevo proyecto. Y a nuestros huéspedes les encanta conocer las historias que hay detrás de cada uno de ellos.
Además, como somos todos pequeños proyectos (en muchos casos familiares) así podemos ayudarnos entre nosotros y al mismo tiempo hacer crecer la región en la que vivimos para que poco a poco se llene de nuevo de vida.
Y relacionado con los vinos que ofrecemos, uno de los ejemplos de los que siempre nos gusta hablar es el Proyecto Vignerons, de Javier Buil, un experto en vinos que creó este proyecto que une a cinco pequeñas bodegas de la provincia de Huesca. Javier suele realizar cada año jornadas de cata en las que podemos coincidir con otros compañeros de la restauración.
«Todo esos detalles que nos diferenciaban del resto hacían que los huéspedes nos escogieran y vinieran hasta Arcusa».
¿Qué habéis aprendido e, incluso, cambiado en estos cuatro años?
Pues la verdad es que no hemos hecho muchos cambios. Hemos ido aportando pequeñas mejoras en el hotel, pero son más bien detalles.
Al principio mucha gente nos decía que teníamos que abrir al máximo el establecimiento y ofrecer el servicio de bar o restaurante a mediodía en la terraza, hacer ofertas con precios más bajos para atraer a los primeros clientes, etc., o que no nos arriesgáramos con la opción de hacer un hotel solo para adultos, ya que íbamos a perder muchas posibles reservas.
Y nosotros hicimos todo lo contrario, ya que teníamos las ideas muy claras del tipo de establecimiento que queríamos proponer. Podría parecer que eso nos iba a limitar y, sin embargo, fue todo lo contrario. Todo esos detalles que nos diferenciaban del resto hacían que los huéspedes nos escogieran y vinieran hasta Arcusa, que estén volviendo en muchos casos y nos recomienden. Por lo que no ha sido necesario cambiar el concepto, al contrario.
¿Qué hemos aprendido? Pues que cuando se tiene un proyecto con las ideas muy claras hay que luchar por tu sueño, a pesar de lo que puedan decirte los demás. Y también que la ilusión mueve montañas y te puede hacer llegar lejos.
¿De dónde proceden vuestros huéspedes? ¿Cómo os conocen?
Desde diciembre hasta marzo, nuestros huéspedes vienen principalmente de las regiones cercanas (Zaragoza, Cataluña y, en menor medida, vascos y valencianos). Desde abril hasta finales de octubre, también acogemos bastantes franceses, belgas, holandeses y alguna pareja de ingleses u otras nacionalidades.
Nos conocen sobre todo gracias a las redes sociales, portales como Booking, Trip Advisor y también nuestro posicionamiento en Google, además de recomendaciones de otros huéspedes que ya han venido.
«Las redes sociales son una muy buena herramienta para darse a conocer, gracias a ellas hemos podido llegar a cualquier parte del mundo».
Sois muy activos en la comunicación online y sobre todo en redes sociales. ¿Cómo influye esto en vuestro negocio? ¿Creéis que sin estas herramientas habría sido posible que vuestro proyecto creciera al ritmo que lo ha hecho en la actualidad?
Somos afortunados ya que en la actualidad dar a conocer un hotel que acaba de abrir (o cualquier otra empresa) es mucho más fácil gracias a Internet y las redes sociales, que dan mucha más visibilidad. Eso lo tuvimos muy en cuenta a la hora de decidir crear este proyecto. En el pasado se necesitaba más tiempo, había que esperar varios años para alcanzar los porcentajes de ocupación que tuvimos ya desde el primer verano.
Las redes sociales son una muy buena herramienta para darse a conocer, gracias a ellas hemos podido llegar a cualquier parte del mundo y recibir huéspedes de Arabia Saudí, Japón o Singapur; pero también ayudan a mantener el contacto con los huéspedes que ya han venido y nos siguen en redes como Instagram o Facebook.
«Hay gente que nos confiesa que en su momento dudaron de si nos iba a ir bien, que creían que un hotel en un pueblo tan pequeño y desconocido no podía funcionar».
En solo cuatro años habéis conseguido colgar el cartel de completo durante muchos meses. En gran parte por todo lo que vosotros ofrecéis, pero también por el encanto del paraje. Pero, ¿no es cierto que al principio los habitantes de la zona dudaban de que un lugar como este tuviera interés o que el proyecto pudiera tener éxito? ¿Por qué creéis que pasa, que la gente que vive en la zona sea a quienes, a veces, les cueste más valorar lo que tienen?
Sí, en su momento no fuimos tan conscientes de ello, pero ahora cuando ya han pasado cuatro años y nos va bien, hay gente que nos confiesa que en su momento dudaron de si nos iba a ir bien, que creían que un hotel en un pueblo tan pequeño y desconocido no podía funcionar, y muchos llegaron a pensar que nos íbamos a arruinar.
Pero teníamos las ideas muy claras desde el principio sobre el tipo de negocio y establecimiento que queríamos proponer, y además conocíamos proyectos por la provincia de Huesca, algunos incluso situados en zonas aún menos conocidas, que funcionaban, por lo tanto, solo podía ser un éxito.
Y todo ha cambiado mucho en los últimos años. En los años 90 y a principios de los 2000 la tendencia era hacer hoteles grandes a un precio asequible y situados en un lugar estratégico. Ahora es al revés, la gente cada vez busca más alojarse en hoteles cuanto más pequeños, mejor, y estar en un lugar tranquilo. Y después de la pandemia, aún más.
Creemos también que los habitantes de esta zona no son todavía del todo conscientes del gran potencial que tiene Arcusa y sus alrededores y, sin embargo, hay paisajes de inmensa belleza y totalmente vírgenes.
¿Cómo valoráis después de cuatro años este cambio de vida? ¿Os ha costado adaptaros?
Sin duda ha sido un cambio de vida importante, no tanto por nuestro trabajo, sino más bien por el lugar, ya que antes vivíamos en plena ciudad de París y ahora, en un pueblo muy pequeño, como es Arcusa.
A veces sí echamos de menos algunas de las actividades que se pueden realizar en una ciudad, y también a los amigos, pero la calidad de vida que hemos encontrado aquí compensa y mucho.
Además, gracias al hotel, hemos conocido muchos huéspedes que ya han vuelto varias veces y se han convertido en amigos que tenemos la suerte de acoger a menudo.
«Todas las iniciativas que traigan gente y vida son más que bienvenidas por todos los habitantes de la “Tierra Buxo”».
¿Cómo os ha acogido el pueblo? ¿Y cómo ha acogido el cambio que ha supuesto para el lugar que de pronto siempre haya visitantes?
La acogida del pueblo ha sido extraordinaria desde el primer momento. A mí me conocen desde que era pequeña, ya que venía a pasar todos los veranos y muchos fines de semana, por lo que están orgullosos de que alguien con orígenes familiares en el pueblo haya apostado por volver para crear este proyecto.
Tras la apertura del hotel, el pueblo ha salido ya varias veces en la televisión autonómica y eso es un gran orgullo para los vecinos de Arcusa, el hecho de que por fin se haya situado en el mapa.
Esta zona ha sufrido una gran despoblación en los últimos años, por lo que todas las iniciativas que traigan gente y vida son más que bienvenidas por todos los habitantes de la «Tierra Buxo» (como se conoce a Arcusa y los pueblos de alrededor).
Sois una pareja joven que decide dejar la ciudad para vivir en un pueblo pequeño en la montaña. ¿Creéis que se está produciendo un cambio en este sentido?
Sí, sin duda, y aún más después de la pandemia. Es cada vez más habitual encontrar a parejas o gente joven o relativamente joven que quiere venir a vivir a zonas rurales como la nuestra.
El único problema con el que se encuentran es la falta de vivienda. Y es una pena, ya que la escuela de Paúles, donde van los niños que viven en Arcusa y alrededores, corre el riesgo de cerrarse si no llegan más niños en los próximos años.
¿Cómo os veis dentro de diez años? ¿Cómo veis vuestro proyecto?
Mucha gente nos pregunta si pensamos ampliarlo, pero no es la idea que llevamos en absoluto. Para el futuro, nos vemos con el mismo número de habitaciones, para poder seguir ofreciendo ese trato tan personalizado que hace que nuestros huéspedes vuelvan y nos recomienden.
La idea es ir haciendo pequeñas mejoras al hotel para que cada día la experiencia de aquellos que nos visitan sea aún más satisfactoria, seguir descubriendo la zona, para poder ofrecer nuevas opciones de excursiones a los huéspedes que ya han venido varias veces y, en definitiva, seguir disfrutando de lo que más nos gusta, repartir felicidad y momentos inolvidables.
Hotel Tierra Buxo
C/ San Esteban, 14
22149 Arcusa, Huesca
+34 974 941 131
+34 681 028 674
info@hoteltierrabuxo.com
www.hoteltierrabuxo.com
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Persona de contacto: Marta Romero Castillo