Agroecología consciente y pollos criados en un bosque de montaña, a más de 1.000 metros de altitud
Desde Terrassa, en el Vallès Occidental, Núria Baucells se trasladó a principios del año 2008 al Solsonès, y lo hizo por coherencia: consigo misma y hacia el medio natural. Núria comenta que hasta entonces vivía una doble vida: por las mañanas se calzaba unos zapatos de tacón y trabajaba como ejecutiva en una gran corporación, mientras que por las tardes cambiaba su vestuario para hacer aquello que realmente le gustaba: con botas altas, faenaba en el huerto de autoconsumo que tenía a las afueras de la ciudad. Tenía claro que quería cultivar de forma saludable y ecológica, pero los esquemas de sostenibilidad y coherencia hacia el medio natural se iban a pique al verse obligada a coger el coche para llegar hasta el huerto.
El aprendizaje y la práctica del cultivo ecológico de hortalizas la llevaron a seguir formándose en agricultura y ganadería en la Escuela Agraria del Solsonès, en Olius, y a tener sus primeros pollos y gallinas, mientras seguía cultivando hortalizas y plantas medicinales. Al cabo de un tiempo, sin embargo, decidió dar un paso más para poder ser totalmente consecuente con lo que deseaba y con cómo lo deseaba.
También en el Solsonès conoció a Toni, barcelonés que residía en Odèn desde 2006 y que, desde siempre, había defendido una manera de hacer las cosas que fuera coherente y respetuosa hacia las personas y el entorno. Él pronto se dio cuenta de que todo esto podía ser posible viviendo en las montañas del norte de la comarca donde se ocupaba principalmente del cultivo de tierras y de su gestión en términos agroecológicos. Núria y Toni vieron enseguida que compartían una misma manera de vivir y, así, ambos decidieron emprender una nueva aventura juntos, precisamente en Odèn. Fue entonces cuando Debosc vio la luz y, con los años, fue creciendo su proyecto personal… y de familia, con el nacimiento de su hijo Roc, en 2015. Explican que, cada día junto a él les sirve de recordatorio de la importancia de educarlo en valores de respeto hacia el entorno, de la necesidad de retornar a la Naturaleza todos los beneficios que esta nos aporta. Con esta voluntad de ser y hacer, nos descubren su proyecto, que vive el presente y mira hacia un futuro coherente, respetuoso y saludable.
Con Debosc, una iniciativa que vive el presente y mira hacia un futuro coherente, respetuoso y saludable, han hecho crecer al mismo tiempo, con el paso de los años, su proyecto personal… y de familia.
Vivir en armonía con la Naturaleza
Al preguntarles si, cuando hicieron el cambio de vida, ya tenían pensando impulsar Debosc, nos responden que, al llegar al Solsonès, tenían claro que querían «vivir en armonía con la Naturaleza. Nos queríamos integrar en ella y ser lo más autosuficientes posible. Así pues, concentramos nuestra experiencia en agricultura ecológica, los conocimientos en la cría de aves de corral y sobre los usos de las plantas medicinales para dar a luz a Debosc». En cuanto a los inconvenientes que tuvieron que superar, por entonces, para sacar adelante el proyecto, nos contestan: «Las dificultades son muchas en un terreno tan accidentado como el Prepirineo. Estamos lejos de todo y contamos con unas carreteras que están en muy mal estado. Esto dificulta tanto el abastecimiento de materiales como el que nuestros pollos lleguen a las ciudades. Si a eso le sumamos la nieve, el invierno… ¡Suerte que, desde el Departamento de Agricultura, siempre nos han apoyado y animado a seguir adelante!»
Explican que no les costó nada en absoluto vivir en un entorno marcado por la altitud, a otro ritmo, y pasar del bullicio al silencio: «¡Nos encanta el sonido de la Naturaleza! Eso sí, el frío más riguroso del invierno nos dificulta el trabajo con los pollos, ¡aunque ellos están la mar de felices aquí!» En cuanto al día a día familiar, residir en Odèn tiene pros y contras: «Los tres estamos encantados viviendo aquí, en la montaña, en medio del bosque. Pero sin duda, el hecho de que no haya transporte escolar nos dificulta —¡y mucho!— la logística escolar de nuestro hijo Roc. ¡Estamos hablando de muchas horas en la carretera para llevarlo al colegio! La falta de interés por parte de los entes oficiales (ayuntamientos, Consejo Comarcal…) hacia la repoblación de las zonas de montaña la sufrimos cada día.»
Su vínculo con el entorno es total, así como con el resto de habitantes de Odèn. «Nos sentimos 100% parte de la Naturaleza —dicen—. Somos un animal más aquí arriba, y vivimos en armonía. Con el resto de habitantes de Odèn nos relacionamos muy bien. Aquí arriba, quien tiene un buen vecino, tiene un tesoro, y nosotros nos sentimos así. ¡Lástima que haya tantas masías y tierras abandonadas! Hay muchísimas masías cuyos propietarios no quieren ni venderlas, ni alquilarlas, ni cederlas en régimen de aparcería. Y si a esto le sumas que para hacer crecer un proyecto en un territorio de montaña todo son dificultades… ¡pues ya lo tienes! El resultado es la despoblación y una población muy envejecida. A Toni y a mí, nos lo dicen a menudo, que somos unos valientes… ¡y unos locos también!»
«Nos sentimos 100% parte de la Naturaleza. Somos un animal más aquí arriba, y vivimos en armonía.»
Un bosque repleto de vida
Debosc es una propuesta de agroecología consciente que pretende abastecer a las personas de alimentos saludables y buenos, a la vez que les invita a contribuir al mantenimiento y cuidado del medio natural del Prepirineo catalán. Núria y Toni ya hace años que se plantearon que, para alcanzar ese objetivo, era vital encontrar el espacio adecuado donde desarrollar su proyecto. Hacía tiempo que criaban pollos, pero querían ir un paso más allá, incluso de la obtención del sello «ecológico». De este modo, para conseguir una carne de pollo ecológico realmente buena decidieron criarlos allí donde ellos hubieran vivido de haber sido libres: en el bosque.
Así, en un entorno privilegiado, tranquilo, sin contaminación y rodeado de vegetación, pinos, robles y encinas, bojes y zarzas, con un sotobosque rico en biodiversidad, los pollos se crian en libertad y de forma natural, alimentándose de insectos, plantas y vegetales. Sin aditivos químicos ni antibióticos, vacunas o medicamentos, la carne que se obtiene posteriormente es orgánica, saludable y con el sabor de toda la vida: porque caminar y correr en libertad, disfrutar del aire puro… es lo que determina en gran parte su color rosado y su textura, muy sabrosa al paladar. Además, como las aves viven tranquilas, con espacio suficiente para correr, comen sano y lo que necesitan, no se ponen enfermas (como complemento, cuando empieza el invierno, les refuerzan el sistema inmunitario con infusiones de plantas medicinales que se han cultivado de forma orgánica en la propia finca).
Los pollitos llegan recién nacidos. Tardarán unas cuatro semanas en tener las plumas definitivas y, hasta ese momento, son alojados en un lugar acogedor, muy caliente y seco, con espacio suficiente para correr, saltar y desarrollarse sin prisas, y donde disponen de agua limpia y alimento ecológico. Después de ese periodo ya están preparados para ir a vivir al bosque, donde siguen creciendo pausadamente a su ritmo hasta cumplir como mínimo 81 días. Es entonces cuando Núria y Toni los llevan al matadero certificado más próximo.
Debosc es una propuesta de agroecología consciente que pretende abastecer a las personas de alimentos saludables y buenos, a la vez que les invita a contribuir al mantenimiento y cuidado del medio natural del Prepirineo catalán.
Preservando la tierra y los bosques
Otro de los ejes del compromiso de Debosc es la mejora y la limpieza del entorno, y el respeto por la tierra. Como medidas orientadas al aprovechamiento de los recursos en beneficio del medio natural, recogen las ramas secas del sotobosque, fruto de la explotación forestal, y las transforman en virutas —con la ayuda de una biotrituradora— que esparcen por el espacio destinado a la cría de los polluelos. Cuando estos se trasladan al bosque, las virutas pasan a una máquina de compost para obtener así un abono 100% orgánico que más tarde servirá de nutriente para las tierras destinadas a su huerto de autoconsumo, donde cultivan patatas (trumfos) y hortalizas.
Porque, además de criar pollos ecológicos en el bosque, Núria y Toni tienen otro proyecto: cultivar productos de la tierra que cuesta encontrar en los mercados. En su página web explican que la práctica de la agroecología permite obtener alimentos saludables y de calidad, y a la vez contribuir activamente en sostener el ecosistema y el mundo rural.
Aunque han plantado trumfos de diferentes variedades, bufet y Kennebec (son las famosas patatas de Odèn, con un sabor peculiar de montaña que bebe del clima del Prepirineo y sus características orográficas), así como hortalizas de temporada, en invierno y en verano, de variedades locales y cultivo ecológico —tupinambo, ajo, calabaza, tomate para ensalada, tomate de colgar, calabacín, pepino, pimiento, lechuga, col, col Kale, remolacha…—, por desgracia de momento esta actividad se limita a su propio autoconsumo. Y es que, si bien siguiendo el criterio de consumir de manera consciente y con sentido, su idea era la de cultivar bajo pedido para familias, grupos de consumidores, restaurantes, escuelas y caterings, y para todo aquél que deseara alimentarse de forma saludable y ecológica, solamente pudieron sembrar el primer año y ni tan siquiera pudieron recoger los frutos: «Hay muchos ciervos establecidos en esta cara de la montaña donde vivimos y se comen todo lo que cultivamos. Tuvimos que levantar una cerca de más de dos metros de altura para poder tener nuestro huerto de autoconsumo porque se acercaban a cuatro metros de casa ¡para comérselo todo! Es una lástima que solamente podamos cultivar para nosotros y la familia, así como la parte de planta de medicinal que utilizamos para los pollos.»
A 1.000 metros de altura y en un entorno privilegiado, tranquilo, sin contaminación y rodeado de vegetación, pinos, robles y encinas, bojes y zarzas, con un sotobosque rico en biodiversidad, los pollos se crian en libertad y de forma natural, alimentándose de insectos, plantas y vegetales.
Sus productos, por toda Cataluña
La página web de Debosc es una de las opciones disponibles para hacerles un pedido. Núria y Toni sirven su pollo ecológico durante todo el año, hacen entregas por toda Cataluña y disponen de diversos formatos: Pollo de Navidad, Pollo Debosc Barbacoa, Pollo Debosc deshuesado, entero o cortado a cuartos, a octavos, por la mitad e incluso ¡en 12 trozos! Los productos se sirven en una bandeja fabricada a base de maíz y fibra de celulosa, 100% biodegradable y compostable. Los pedidos se entregan en cajas retornables y, en caso de utilizar envoltorios, estos son siempre reutilizables y preferiblemente de materiales orgánicos.
Como creen en la necesidad de trabajar en red, sirven a cooperativas, y sus pollos pueden también encontrarse en carnicerías, tiendas y restaurantes de todo el territorio. Además son productores comprometidos con el Km 0 y la venta de proximidad reconocidos por la Slow Food Community —en 2020 les fue otorgado este reconocimiento con los valores bueno, limpio y justo—, y en este sentido trabajan en colaboración con restaurantes pertenecientes a este movimiento. Disponen asimismo de la certificación CCPAE (Consejo Catalán de la Producción Agraria Ecológica).
Trabajan en red con otros productores y cooperativas, pertenecen a la Slow Food Community y disponen de la certificación ecológica CCPAE.
Pero queremos saber más de la vida de los impulsores de Debosc y ellos nos han contado más cosas:
Cuando habláis de valores, de conciencia y compromiso hacia el entorno, los asociáis al presente pero también al mañana, al futuro del medio y, nos imaginamos, al de vuestro hijo. ¿Cómo creéis que él se relaciona con este entorno, el bosque, los animales…?
Vivimos completamente comprometidos con el medio natural. Roc ha aprendido a caminar entre piedras y los peligros propios de la montaña, la berrea del ciervo, los animales que nacen y mueren, sabe cómo crecen las zanahorias y lo deliciosas que están recién recogidas, las plantas medicinales que utilizamos para curarnos…
Para Roc todo eso es natural y solo ahora empieza a ser consciente de los sonidos propios de las ciudades, los coches, la multitud de personas, los edificios…
¿Cuál es vuestra valoración de estos años de vida y proyecto?
Valoramos muy positivamente el trabajo que hemos hecho. Estamos dando Vida a una zona de montaña que estaba abandonada desde hace muchos años, y al mismo tiempo cooperamos con otras productoras de la zona, tiendas y restaurantes del pueblo…
Queremos mostrar que hay otra manera de criar pollos, del mismo modo que ¡hay otra manera de consumir! ¡Reivindicamos la proximidad y el máximo respeto hacia el ganado y nuestro medio natural!
Creemos que los consumidores tenemos mucho poder a la hora de decidir qué mundo queremos. Cada día, con nuestros actos de compra, decidimos si apoyamos a un proyecto construido en términos industriales, con todo lo que ello comporta para la salud; un proyecto que tenga un sello según el cual respeta una normativa ecológica, o bien uno que incluso vaya más allá de la producción ecológica. Podemos conseguir productos que sean buenos para nosotros, buenos para el territorio y, en definitiva, ¡buenos para el planeta!
«Queremos mostrar que hay otra manera de criar pollos, del mismo modo que ¡hay otra manera de consumir! ¡Reivindicamos la proximidad y el máximo respeto hacia los animales y nuestro medio natural!»
¿Cómo os ha cambiado la vida, a nivel personal, desde que os trasladasteis a Odèn?
¡Uy! ¡La Vida nos ha cambiado mucho! Trabajamos más horas que nunca, sí, pero entendemos que con el proyecto Debosc estamos contribuyendo a la mejora de nuestro entorno, a la vez que alimentamos a las personas de forma saludable. Podríamos estar criando pollos Debosc solo para consumo propio, pero consideramos que hemos de compartir este tesoro. Y queremos compartirlo porque hay personas que, día tras día, nos siguen apoyando cuando piden nuestro pollo en la carnicería, en el restaurante…
Y, ¿qué es para vosotros este bosque que alimenta?
¡Dentro del bosque hay tanta vida! Si nosotros lo respetamos y cuidamos de él, él a cambio da cabida a la cría de nuestros pollos. En el bosque, los pollos encuentran alimento muy rico y variado. El bosque es un espacio con sombra en verano y sol en invierno, y es allí donde los pollos pueden crecer comportándose como aves salvajes. En contrapartida, nosotros nos alimentamos con su carne. Ideal, ¿verdad?
En vuestra página web explicáis cómo se crían y cómo crecen vuestros pollos. ¿Cómo creéis que repercute en la salud de las personas el hecho de comer pollos criados en libertad y en un bosque de montaña, como es vuestro caso, en lugar de comer pollos criados en cautividad? ¿Y en el entorno?
Como crecen comiendo mucho de lo que encuentran en el bosque y haciendo mucho ejercicio correteando arriba y abajo, estamos ante unos pollos atléticos y sanos, con un cuerpo estilizado y no obeso. Si a esto le sumamos que viven tranquilos y que no los medicamos nunca, pues ¡ya lo tenemos! La carne de un pollo Debosc es baja en grasas saturadas y alta en minerales de fácil asimilación. Y no solamente es ecológica: es sabrosa y además 100% libre de residuos como medicamentos, transgénicos u otros elementos de origen sintético.
«La carne de un pollo Debosc es baja en grasas saturadas y alta en minerales de fácil asimilación, es ecológica, sabrosa y 100% libre de residuos como medicamentos, transgénicos u otros elementos de origen sintético.»
Hasta hace unos años el interés de nuestra sociedad por los productos ecológicos y sostenibles era todavía muy incipiente. Sin embargo, en los últimos años, parece que ha habido un cambio de tendencia, con más conciencia y oferta ecológica disponible. ¿Creéis que la sociedad quiere optar por un cambio real en este sentido?
¡Por supuesto! Cada vez hay más personas que quieren alimentarse de manera saludable y al mismo tiempo contribuir al sostenimiento del medio natural y rural. Nos hace falta, sin embargo, ser más críticos al hacer nuestras compras. Como decíamos antes, cada vez que decidimos entre un producto u otro, estamos dando nuestro apoyo a un proyecto o a otro.
¿Cómo es un día cualquiera en vuestra vida? Cuando disponéis de tiempo para hacer otras cosas, ¿a qué os gusta dedicarlo?
Mientras uno de nosotros acompaña a Roc al colegio, el otro va al bosque a abrir las puertas de la casetas de los pollos para que salgan a comer. Dejamos los pollos «arreglados» (les dejamos el lecho de paja limpio, vigilamos que les llegue bien el agua…) y hacemos tareas de mantenimiento, ¡que siempre las hay! A menudo aprovecho —comenta Núria— los momentos en el bosque para hacer vídeos de los pollos o explicar nuestro día a día para publicarlo en las redes sociales. Queremos contribuir al acercamiento de la vida en la montaña a las personas de ciudad.
¡Y entonces llega el trabajo de despacho! Cumplimentar todo el papeleo de la trazabilidad, hacer albaranes, recuentos diversos, hablar con los proveedores, los clientes… Por la tarde, un rato antes de que los pollos regresen a sus casetas a dormir, vamos a observarlos y asegurarnos de que todo está bien. En resumen, una cosa os podemos asegurar: ¡nos faltan horas!
¿A qué palabra asociaríais los términos bosque, vida y tierra?
A armonía. No podemos imaginarnos la Vida sin un bosque y una tierra sana.
Internet y las redes sociales se han convertido en un elemento esencial para daros a conocer. ¿Qué retorno tenéis de vuestra clientela?
El retorno en las redes es muy positivo. Por un lado, las redes sociales nos sirven de altavoz a la hora de hablar de aquellos restaurantes que también están sensibilizados con un mundo sostenible y un producto de calidad, de las carnicerías de barrio que sí que apoyan proyectos como el nuestro. Y por otro, tenemos el feedback de los clientes particulares que consumen nuestro pollo y de aficionados a las aves que nos hacen preguntas acerca de su manejo. Las redes sociales nos sirven, sobre todo, para acercar nuestro proyecto al resto del país y que se vea que es cierto que criamos nuestros pollos dentro del bosque. ¡Ojalá todo el mundo abriera las puertas de su casa!
«Explicamos nuestro día a día en las redes sociales. Queremos contribuir al acercamiento de la vida en la montaña a las personas de ciudad.»
Defendéis el modelo cooperativo como eje vertebrador del tejido asociativo y fomentáis el consumo de proximidad y km 0. ¿Creéis que por ahí pasa el futuro de una alimentación y un consumo más responsables?
Colaborar es una buena manera de hacer las cosas con sentido. La unión entre productoras del territorio nos permite ser más eficientes en los ámbitos logístico y también medioambiental. Nosotros, por ejemplo, trabajamos con proveedores de la zona y, cuanto más pequeños, mejor.
Además, trabajar en red es una muy buena manera de llegar a más personas.
Otra cosa es lo difícil que nos resulta, como productoras, crear esas redes. Las personas que impulsan proyectos pequeños como el nuestro dedicamos tanto tiempo a salir adelante que nos cuesta encontrar ratos para organizar un sistema de territorio que realmente funcione. Aquí pienso que haría falta la ayuda de un ente externo. Al fin y al cabo, sería por el bien común.
¿Cuál es por lo tanto vuestro vínculo con otros productores de la zona? ¿Formáis parte de alguna asociación que promueva su labor?
Todas las productoras/productores de la zona nos conocemos y aprendemos las unas de las otras. Cuando hemos de utilizar sal en nuestros productos elaborados, utilizamos la del Salí de Cambrils de Odèn, y lo explicamos con un adhesivo en nuestros productos. Y si hacemos caldo, pues vamos a elaborarlo a Casabella Natura, donde lo hacen artesanalmente y en la comarca de al lado…, y también lo explicamos. Y si ofrecemos quesos a las cooperativas de consumo, pues contamos con los quesos de la zona, ¡y así con todo!
Actualmente formamos parte del Grupo de Ganaderas de Cataluña y de la Menestrala, que es la asociación de artesanas y artesanos de nuestra comarca, el Solsonès. El Grupo de Ganaderas de Cataluña es sobre todo un grupo de apoyo entre mujeres ganaderas que pone en valor la labor de la mujer ganadera, la ganadería extensiva, el ecologismo o el máximo respeto hacia el ganado, entre otros. Y desde la Menestrala nos apoyamos a la hora de organizar ferias en las que la artesanía sea el centro.
«Colaborar es una buena manera de hacer las cosas con sentido. La unión entre productoras del territorio nos hace ser más eficientes en los ámbitos logístico y también medioambiental.»
¿Creéis que las personas saben valorar lo que implica producir un producto de calidad como el vuestro?
Creo que no. Entiendo perfectamente que la mayoría de la gente no sepa la cantidad de horas que dedicamos al proyecto para que a la carnicería llegue un pollo como el nuestro. Hay implicadas muchas horas y trabajo duro, especialmente en invierno. ¡Pero no podemos echar de ello la culpa a nadie! Ni siquiera yo podía llegar a imaginarme la carga de trabajo que iba a suponer hasta que de verdad me puse a ello. Por suerte, tenemos las redes sociales para explicarlo y para concienciar a la gente de que detrás de un pollo Debosc hay muchísimo trabajo y un gran interés por contribuir a alimentar a las personas de una forma sana.
¿Qué pensáis de la despoblación de las zonas rurales? ¿Qué le recomendaríais a otras familias que se estén planteando un cambio de vida como el vuestro?
En primer lugar, hay que decir que vivir en un entorno así te ha de gustar, y mucho. No podemos concebir el hecho de que alguien viva feliz y aislado en la montaña si no es que le apasiona su trabajo y este modus vivendi.
Y en segundo lugar, ¡es básico conocer el trabajo antes de lanzarse a la piscina! Hay personas que nos llaman pidiendo consejo para montar una granja de pollos, ¡sin haber tenido nunca ni siquiera cuatro gallinas! El nuestro es un oficio que, además, requiere mucha inversión de dinero y de tiempo; por lo tanto, es mejor disponer de un mínimo de experiencia, ¡para no salir corriendo al primer invierno!
Para terminar, ¿cambiaríais alguna cosa en vuestra manera de vivir? ¿Cómo proyectáis vuestro futuro?
Nuestra idea es seguir siempre adelante, aprendiendo de nuestros errores para ir mejorando. El futuro pasa por ampliar el proyecto Debosc y tejer sinergias con otros proyectos con valores comunes. Queremos seguir explicando qué hacemos y hacer partícipes a las personas de nuestra manera de hacer las cosas.
También queremos adecuar un espacio para acoger visitas y dar charlas sobre diversos ámbitos con el objetivo de repercutir en la concienciación del respeto hacia el medio natural y rural. Debosc es un proyecto con valores que va mucho más allá de ofrecer carne saludable y de calidad, y ojalá algún día consigamos una sociedad más consciente de la importancia de cuidar no solo de la propia salud sino también de la de nuestro planeta.
Debosc
Casa Cogulés, s/n
25283 Odèn (Solsonès) Lérida
Tel.: +34 627 446 661
De lunes a viernes, de 10 a 18 h