Guía intérprete del Alt Pirineu
Guía del Parque Natural del Alt Pirineu y del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici
Cesc Capdevila i Torrell, con trece años, se paseaba por los caminos de Torrelles de Llobregat buscando rastros de animales y observando las aves. En su página web, www.cesccapdevila.com, explica que, ya de muy pequeño, la fauna y la naturaleza le han apasionado, algo que ha dado lugar a un vínculo que ha ido aumentando con los años y que le ha llevado a conocer tanto los espacios protegidos de Cataluña como los de otras zonas del planeta.
Estudió la carrera de Ingeniero Técnico Informático de Gestión (URV) y, durante quince años (desde 1999 al 2015), trabajó como programador, analista y coordinador de proyectos informáticos. Pero en 2015 la montaña pasó por delante de los ordenadores y Cesc se marchó a vivir al Pirineo, al pueblo de Tornafort, a casi 1.300 m de altitud, en el Pallars Sobirà, para empezar una nueva trayectoria profesional.
Actualmente gestiona la ruta de senderismo Ramat de Camins, de la cual hablamos en detalle en Taste the Altitude, trabaja como guía intérprete y de montaña, forma futuros guías de montaña en el Instituto de la Pobla de Segur y es coordinador de los Festivales de Senderismo de los Pirineos. Además está implicado en diversas colaboraciones voluntarias: entre otras, es socio fundador de la Asociación de Guías Intérpretes del Parque Natural del Alt Pirineu, socio de la Asociación de Guías Interpretadores del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici y miembro de la Asociación Camí Vell del Pallars Sobirà.
Cesc también gestiona la ruta de senderismo Ramat de Camins, forma futuros guías de montaña en el Instituto de la Pobla de Segur y es coordinador de los Festivales de Senderismo de los Pirineos.
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El turismo responsable, pilar de su actividad
Cesc considera que «tenemos la obligación moral de mejorar el medio ambiente de manera activa, sea procurando que las actividades que realicemos generen el menor impacto posible, sea priorizando el bienestar de los animales y de las personas que viven en el territorio». Es por este motivo que, en todas las actividades que desarrolla, como guía y en el ámbito personal, prioriza minimizar el impacto ambiental, intenta compensar la huella de CO2 generada, y utiliza, siempre que puede, productos locales y de proximidad.
Con esta premisa, su propuesta de actividades guiadas —en catalán, castellano o inglés— en el Pallars Sobirà, el Pallars Jussà, el Valle de Aran y la Alta Ribagorça incluye iniciativas para llevar a cabo durante las diferentes épocas el año: Berrea del ciervo, Las grandes rapaces de Boumort, El mar tropical de Boumort, Observación de fauna salvaje, Raquetas de nieve, Las huellas blancas, Baño de colores, Iniciación a las travesías en tienda de campaña, Curso de iniciación sobre aves… Durante estas salidas, y con la experiencia acumulada, divulga sus conocimientos sobre la naturaleza y el territorio, la ornitología y la fauna, el patrimonio cultural y material de las zonas, los oficios y las actividades tradicionales, y muchos otros aspectos que buscan fomentar el amor hacia el entorno.
En todas las actividades que desarrolla, como guía y en el ámbito personal, Cesc prioriza minimizar el impacto ambiental, intenta compensar la huella de CO2 generada, y utiliza, siempre que puede, productos locales y de proximidad.
Hablamos con Cesc para que nos explique cómo es su vida y su relación con la naturaleza y el territorio
Has estado siempre vinculado a la naturaleza. ¿De dónde crees que proviene esta pasión por lo que te rodea y los animales?
Es la combinación de tres factores. El primero es que, aunque soy barcelonés de nacimiento, cuando tan solo tenía un año, mis padres alquilaron una casa en Torrelles de Llobregat, un pequeño pueblo del Baix Llobregat, que es un oasis de naturaleza al lado mismo de Barcelona, y desde entonces, he pasado muchas horas caminando por sus viñedos y bosques, observando su flora y fauna. El segundo factor fue el programa documental de televisión El hombre y la Tierra: no me perdía ni un capítulo y así aprendí el nombre de todos los animales, sus costumbres… El último factor fue cuando uno de mis hermanos, Enric, empezó a interesarse por los pájaros junto a dos amigos más (Jaume y Toni); aunque yo era siete años más joven, les acompañaba por toda España a observar aves.
¿Cómo te gusta definirte como persona?
No sé qué deciros. Pienso que eso habría que preguntarlo a quienes me conocen. Con la edad he descubierto que la visión que tenemos de nosotros mismos no coincide con la que tienen de ti las demás personas… Yo solo intento vivir aportando mi granito de arena en todas las cosas que hago, y no me gusta causar molestias o problemas a los demás. Me gusta mucho bromear, aunque tengo un humor británico que a veces no se entiende, y siempre le busco los tres pies al gato (herencia de mi época informática).
Desde muy pequeño pasó horas caminando por la naturaleza, observando la flora y la fauna, y era un gran apasionado del programa documental de televisión El hombre y la Tierra.
Te trasladaste en 2015 a Tornafort, en el Pallars Sobirà. ¿Por qué escogiste esta localidad para vivir y cómo es tu vida a 1.300 m de altura?
La razón de mi traslado a Tornafort es muy sencilla, era allí donde vivía mi pareja desde hacía más de veinte años. ¡Por lo tanto la elección fue muy fácil! En cualquier caso, he tenido la gran suerte de ir a vivir a un lugar donde reina una gran fraternidad: todo el mundo se ayuda mutuamente y desde el primer momento me han acogido y me han hecho sentir como uno más. Pienso que, para vivir en un pequeño pueblo del Pirineo, ha de gustarte el ritmo tranquilo de la tierra. Cada día ves los pequeños cambios en las montañas, en los prados, en los pájaros…, los cambios de estación, cómo se alargan los días o se acortan. Me siento más conectado con mi entorno. Y me siento muy afortunado por estar aquí (especialmente a raíz de la pandemia).
¿Cuándo empezaste tu formación como guía? ¿Y cuándo empezaste a trabajar como tal?
En 1999 empecé a acompañar gente a ver pájaros por toda España y, en esa misma época, empecé a especializarme en fauna pirenaica y me formé en cursos de alpinismo, escalada, raquetas y primeros auxilios en el Centro Excursionista de Cataluña (CEC). Trabajé haciendo censos de aves alpinas y conduje a algunas personas a observar aves pirenaicas muy difíciles de observar.
Cuando llegué al Pallars, iba con la idea de trabajar como guía de naturaleza, es decir, de convertir mi pasión en trabajo; entonces empecé a preguntarme qué era lo que necesitaba para ello. Tras consultar a muchas personas y recibir respuestas diferentes, decidí sacarme el título de guía de media montaña ya que era la titulación que me permitía llevar gente por la montaña sin problemas legales. ¡Lo que no sabía era que me abriría la puerta a un mundo que desconocía! Hice los cursos de guía intérprete del Parque Natural del Alt Pirineu, del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, el certificado profesional de guía de baja y media montaña y, finalmente, el de técnico deportivo de media montaña.
«Cuando llegué al Pallars, iba con la idea de trabajar como guía de naturaleza, es decir, de convertir mi pasión en trabajo. Entonces me saqué el título de guía de media montaña, pero lo que no sabía era, ¡que esa titulación me abriría la puerta a un mundo que desconocía!»
¿Qué sientes cuando estás en la naturaleza, y cuáles han sido las experiencias más sorprendentes que has vivido como guía?
Para poder mostrar la naturaleza has de aprender a escucharla y observarla. Cuando estoy en la naturaleza tengo sentimientos diferentes, pero los podría resumir en tranquilidad y felicidad.
En cuanto a las experiencias, recuerdo que, hace unos años, estaba haciendo una travesía con un grupo e hicimos la cumbre del Montardo. Cuando llegamos arriba, una clienta se puso a llorar de emoción y felicidad por haber culminado su primera cima en el Pirineo. Sin darme cuenta, ¡estábamos abrazados llorando! Esa travesía fue muy especial, era un grupo muy majo, teníamos a un joven sevillano que llevaba una mochila muy grande, y yo no entendía nada porque iba siempre vestido igual, así que, cada día, le hacíamos broma acerca de lo que llevaba en la mochila… El último día de travesía, en el bar, mientras nos tomábamos una cerveza, nos confesó que en la mochila llevaba gomina, mocasines, tejanos… El pensaba que, en los refugios de alta montaña, ¡habían fiestas por la noche! Nos reímos un buen rato y todavía hoy hacemos broma sobre ello ya que mantengo la amistad con todo el grupo.
«Para poder mostrar la naturaleza has de aprender a escucharla y observarla. Cuando estoy en la naturaleza tengo sentimientos diferentes, pero los podría resumir en tranquilidad y felicidad.»
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Cuando haces travesías o actividades con personas o grupos, ¿qué valores intentas divulgar y qué crees que les gusta o interesa más de tu vertiente como guía? ¿Cuál es la pregunta que más te ha sorprendido en todos estos años?
Para mí es muy importante transmitir la idea de que todo está conectado. Que el paisaje que contemplamos es el resultado de millones de años de cambios y que los humanos tenemos la responsabilidad de dejarlo todo mejor de como lo hemos encontrado. Me considero un guía intérprete del patrimonio natural, cultural, etnológico…
Sin ninguna duda, las preguntas que más me han sorprendido son las que hacen las niñas y los niños pequeños; ¡son maravillosamente sencillas y lógicas! Te dejan desarmado.
Con sus actividades guiadas en el Pallars Sobirà, el Pallars Jussà, el Valle de Aran y la Alta Ribagorça, Cesc divulga sus conocimientos sobre la naturaleza y el territorio, la ornitología y la fauna, el patrimonio cultural y material de las zonas, los oficios y las actividades tradicionales, y muchos otros aspectos que fomentan el amor por el entorno.
Eres impulsor y dinamizador, junto a Núria Garcia Quera, de Ramat de Camins, el trekking por setenta pueblos pirenaicos inspirado en el viaje a pie que, en agosto del año 1956 hicieron los escritores Camilo José Cela y Josep Maria Espinàs, que recorre siguiendo caminos ancestrales las comarcas del Pallars Sobirà, el Pallars Jussà, el Valle de Aran y la Alta Ribagorça. Los valores que intentáis transmitir con esta iniciativa están vinculados al turismo responsable. ¿Qué modelo de turismo consideras que hay que impulsar, en los Pirineos?
Hay que impulsar un turismo respetuoso con el entorno y hacia la gentes que allí viven. La pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto las carencias de nuestro modelo turístico actual; por lo tanto, hemos de pensar que tenemos unos recursos finitos y que los hemos de preservar para las futuras generaciones.
Los entes públicos, junto con los privados, han de establecer las bases del Pirineo que queremos y para eso hay que contar con todo el mundo. Me parece que nadie puede negar ya que existe un cambio climático que nos está afectando y que nos afectará; por lo tanto hemos de adelantarnos, ser más responsables.
Con Ramat de Camins queremos que salga ganando todo el mundo: quienes viven en el territorio, los productores locales que abastecen a los alojamientos locales… Queremos que nuestra clientela acabe contenta con la experiencia, que la ruta haya sido la excusa para conocer a otras personas, costumbres, tradiciones, gastronomía local.
En el Pirineo tenemos un grave problema de despoblación y, por lo tanto, hemos de trabajar en red, ayudarnos y no querer exprimir el territorio. Para mí es muy importante buscar un equilibrio en el que todo el mundo salga ganando: clientela, productores, alojamientos, transporte… y, sobre todo, el entorno.
¡Para proteger una cosa has de conocerla y quererla!
«Para mí es muy importante transmitir la idea de que todo está conectado. Que el paisaje que contemplamos es el resultado de millones de años de cambios y que los humanos tenemos la responsabilidad de dejarlo todo mejor de como lo hemos encontrado.»
¿Cómo crees que pueden contribuir a ello las personas, a título personal?
Primero hemos de concienciarnos de la responsabilidad que tenemos respecto de las generaciones futuras, y que no podemos esperar a mañana para empezar a hacer cosas. Que cada uno busque su propia fórmula. La mía es el autoconsumo, los productos de proximidad, no ser un consumista compulsivo, reutilizar, reducir mi impacto en el entorno, el asociacionismo y predicar con el ejemplo dentro de nuestra realidad.
Hay cada vez más iniciativas como la vuestra, destinadas a recuperar y conservar antiguos caminos, muros de piedra seca… ¿Creéis que la sociedad es más consciente del valor que suponen para el territorio este tipo de acciones?
Muchas veces tengo la sensación de que ¡somos pocos los friquis de los caminos! Pero me doy cuenta de que hay cada vez más gente así. Sin embargo, estamos todavía muy lejos de poder influir en los políticos locales y generales. Mientras no consigamos romper las dinámicas actuales y que se vea el senderismo como una herramienta de desarrollo local, no lograremos que esta red de caminos viejos entre los pueblos tenga el mantenimiento que se merece. Que se convierta en una red de movilidad lenta.
Pensad que cada camino viejo tiene su propia historia detrás (el camino que llevaba al campo, el camino en el que había un bandolero, donde murió aquella pareja de enamorados intentando cruzar el puerto, los caminos que nuestros abuelos sufrían cada día para llegar al mercado…). ¡No podemos permitirnos perder este legado!
Ramat de Camins cuenta asimismo con la iniciativa Camí amic, un proyecto dirigido a escuelas e institutos, pensado para concienciar a niños y jóvenes sobre la importancia de los caminos como patrimonio. ¿Consideras que la educación en el respeto hacia la naturaleza debería ser un eje fundamental de la formación de niños y niñas, para hacer crecer una sensibilización que repercuta en una mejor gestión del territorio en el futuro?
Sí, es imprescindible. ¿Cómo vamos a conservar una cosa si nadie la conoce ni la estima? Eso es aplicable tanto a los pequeños como a los mayores. ¡Y la pandemia nos ha demostrado que necesitamos estar en contacto con la naturaleza!
«Con Ramat de Camins impulsamos un turismo respetuoso con el entorno y hacia las gentes que allí viven. Hemos de pensar que tenemos unos recursos finitos y que los hemos de preservar para las futuras generaciones. Para mí es muy importante buscar un equilibrio en el que todo el mundo salga ganando: clientela, productores, alojamientos, transporte… y, sobre todo, el entorno. ¡Para proteger una cosa has de conocerla y quererla!
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El cambio climático y el incremento de las temperaturas globales empieza a tener una repercusión importante sobre los territorios de montaña, los ecosistemas, la biodiversidad… y también, en consecuencia, sobre las actividades que allí se desarrollan. ¿Qué piensas sobre esto y cómo crees que esta problemática afectará al entorno y al futuro del territorio?
No soy ningún especialista en este tema, pero a mi edad, ¡he sido testigo de muchos cambios! Ahora veo pájaros en zonas en las que antes era impensable, la procesionaria llega a mayor altitud… Cuando hablo con las personas mayores de la zona, me explican muchos cambios que observan (en las fuentes, caminos, animales…). Así, por ejemplo, las poblaciones de perdiz nival y, especialmente, de urogallo están disminuyendo rápidamente.
Pienso que hemos de cambiar el modelo de turismo que tenemos. Los especialistas hace años que advierten de los cambios: será cada vez más difícil abrir las pistas de esquí, si nieva menos los deportes de aventura se verán afectados… Todos y muy especialmente los/las políticos/cas, han de cambiar y dejar de pensar a corto plazo (cuatro años), dejar de ser egoístas, y empezar a pensar en aquello que queremos dejar a las futuras generaciones.
Me pregunto qué más ha de ocurrir para que hagamos el cambio. ¿Llegaremos a tiempo de arreglar el desastre?
«La pandemia nos ha demostrado que necesitamos estar en contacto con la naturaleza.»
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Finalmente, ¿cómo imaginas tu futuro?
Un amigo mío dice que soy una persona «positiva asintomática». Con esto quiero decir que, por un lado, me doy cuenta de que si no conseguimos hacer un cambio inminente a la hora de interaccionar con el planeta, no llegaremos a tiempo para resolver los problemas medioambientales que tenemos. Pero, por otra parte, tengo una visión muy positiva porque veo muchas iniciativas interesantes a nivel mundial. Por ejemplo, en el territorio se ha creado la Escola de Pastors, la Asociación Obrador Xisqueta, del Tros al Plat, el proyecto Gratitud Pallars, el Museu de Camins, la Taula de Camins, cooperativas de vivienda, iniciativas para compartir coche… Todas estas propuestas demuestran que hay mucha gente sensibilizada. ¡Ahora hace falta que los políticos se pongan las pilas!
En el ámbito pirenaico me imagino un futuro en el que los hábitats alpinos hayan mejorado, también las infraestructuras (servicios médicos, carreteras, caminos, tejido industrial…), y en el que se haya revertido el despoblamiento y el turismo sea responsable.
Fotografías realizadas por Cesc Capdevila i Torrell.
Cesc Capdevila i Torrell
Guía intérprete del Alt Pirineu
Guía del Parque Natural del Alt Pirineu y del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici
Cal Tomàs, s/n
25569 Tornafort
Pallars Sobirà
Lérida
+ 34 627 706 247
info@cesccapdevila.com
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Persona de contacto: Cesc Capdevila i Torrell