Quiénes son
En 2016, Javier Güell, cardiólogo, y Silvia Gaminde, procedente del mundo de la empresa, decidieron iniciar un nuevo proyecto vital y familiar en Montellà i Martinet, pues desde jóvenes querían que en algún momento su vida estuviese vinculada a la Cerdanya. Así, Silvia dejó su anterior trabajo para dedicarse plenamente a la viticultura en un entorno rodeado de montañas, mientras que Javier hace ya tiempo que visita algunos días a la semana en Puigcerdà y en la Seu d’Urgell. En terrenos de Cal Mandrat, masía centenaria propiedad de la familia, plantaron un viñedo que en 2020 dio sus primeros frutos, gracias al asesoramiento y la colaboración de un enólogo y un ingeniero agrónomo, con quienes Silvia expande día a día sus conocimientos, además de formarse en paralelo sobre gestión de empresas vitivinícolas, viticultura y enología. El resultado es su primer vino, el Campgran de Cal Mandrat. En pleno proceso de certificación de cultivo ecológico, su objetivo es especializarse en vino blanco, llegar a tener tres hectáreas y una producción de 6.500 o 7.000 botellas, crear su propia bodega en Cal mandrat e integrarse cada vez más en las actividades y productos del territorio para promover la Cerdanya.
Qué hacen
El Campgran de Cal Mandrat es sinónimo de un vino blanco fresco y ecológico, único y de altura. Se trata de un Riesling y Gewürztraminer, que bebe de las viñas localizadas en las tierras fértiles de la alta montaña, con una climatología y serenidad que le dan un carácter especial, a los pies de la sierra del Cadí y los Pirineos. Las 1.200 botellas del 2020 se elaboraron posteriormente en el Penedès, aunque Javier Güell y Silvia Gaminde esperan hacer pronto realidad la creación de su propia bodega en la Cerdanya. La vendimia tuvo lugar a finales de octubre y prácticamente el 80 % del cultivo fue manual. En cuanto a la elaboración en sí, fermentó a baja temperatura durante cerca de dos semanas y estuvo en contacto en sus lías finas. Esto y la fermentación maloláctica confieren al Campgran una sedosidad y complejidad excepcionales. Sus creadores lo definen como un vino muy elegante, muy aromático, fresco y con un final largo. Su acidez queda compensada con el Gewüztraminer, que le da un toque aterciopelado. Lo que lo hace singular es el clima de montaña —que le confiere un carácter único y le prepara para evolucionar de manera sorprendente en botella gracias a su acidez natural, característica de los vinos de altura— y el mimo y cuidado extremo de las viñas a lo largo de todo su ciclo.
El entorno
Martinet destaca como la capital comercial y de servicios del Baridà. El entorno, marcado por una accidentada orografía a los pies de la sierra del Cadí, cuenta con un patrimonio natural excepcional digno de recorrerse por su extensa red de senderos: Martinet i Montellà forman parte del Parque Natural del Cadí-Moixeró, de los Espacios de Interés Natural (EIN) de las sierras del Cadí-Moixeró, Riberes de l’Alt Segre y de la Red Natura 2000. Cerca encontramos lugares tan singulares como los de Prat de Cadí, Prat d’Aguiló —a 1.700 metros—, el valle de Bastanist, de Ridolaina, el collet de les Basses de l’Ós, el sot de Llobateres… El municipio, sede del Espai Kilian o el centro de interpretación de la Casa del Riu, también cuenta con elementos arquitectónicos destacables, como las iglesias románicas de Sant Genís de Montellà y la de Sant Martí de Víllec, y el Santuario de Santa Maria de Bastanist. En buena parte de sus fiestas populares predomina el sonido del acordeón diatónico, y es un placer degustar las delicias gastronómicas que ofrece el territorio.