Con el estilo de nuestras abuelas y la esencia de la naturaleza
Angelines Briceño se estableció en el Pirineo aragonés con un grupo de amigos hace ya cerca de cuarenta años; procedían de Madrid y buscaban una vida más tranquila y acorde con su manera de pensar: querían vivir en el medio rural y llevar una vida de autosuficiencia e integrada en la naturaleza.
El día a día en la aldea ha cambiado desde entonces, ahora tienen Internet; pero cuando llegaron a Aguilar el pueblo estaba abandonado, solo se podía acceder a él andando y no había ni agua ni luz.
Desde 1992 Angelines se dedica a la elaboración de mermeladas y jaleas manteniendo el buen hacer tradicional de nuestras abuelas y aportando las innovaciones que la propia experiencia e intuición le inspiran. Concibió este proyecto como un medio para aprovechar los recursos naturales y, a la vez, poder dedicarse a algo que le permitiera ser autosuficiente económicamente. Dice que al principio solo representaba una aportación a la economía familiar, pero actualmente le permite vivir y por ello no se plantea crecer, tiene suficiente: siguiendo en la misma línea que hasta ahora puede seguir disfrutando de su trabajo.
“Me acerco a la naturaleza sin dañar las plantas que me regalan su fruto”, dice Angelines, que cosecha estos frutos en el punto justo de madurez y los selecciona de la mata pero deja otros tantos para que continúe el proceso natural de la vida.
Recolecta frutos silvestres de la zona: moras, bayas de escaramujo, bayas de saúco, higos, manzanas, acerolas, endrinas, madroños, etc. Además aprovecha los excedentes de su huerto de cultivo ecológico: calabazas, zanahorias, frambuesas, grosellas, tomates, ruibarbo, etc. El resto de las frutas las compra de temporada en los mercados locales.

Elabora una infinidad de variedades de jaleas y mermeladas sin utilizar ningún aditivo químico; las frutas, flores, plantas aromáticas y azúcar son los únicos ingredientes que encontraremos en La Marmita. Además también hace mermelada con azúcar moreno y sin azúcar.
Angelines dice que siente un profundo respeto y agradecimiento hacia la naturaleza: “Me acerco a ella sin dañar las plantas que me regalan su fruto. Los cosecho en su justo punto de madurez y concentración de azúcares seleccionándolos en la mata dejando suficientes frutos para que los pájaros e insectos se alimenten y dispersen las semillas, y para que pueda continuar el proceso natural de la vida”.
Conversamos con ella para que nos explique más detalles de su proyecto.
Actualmente parece que se ha vuelto a dar valor a vivir cerca de la naturaleza, y con la mejora de las comunicaciones terrestres, la implantación de Internet y la generalización del teletrabajo es un poco más habitual que haya quien decida marcharse de la ciudad e irse a vivir a pueblos de montaña deshabitados o con pocos habitantes. Pero, ¿cómo fue que en los años 80 decidiste dejar Madrid y trasladarte a Aguilar?
Un grupo de amigos decidimos cambiar de vida e irnos a vivir al campo, buscando una forma de vida más tranquila y acorde a nuestra forma de pensar.
¿Conocías el pueblo o la zona?
Cuando vivíamos en Madrid, veníamos con frecuencia al Pirineo, nos gustaban mucho estas montañas y la idea era encontrar un pueblo donde pudiéramos vivir todos juntos. Aunque concretamente Aguilar lo conocimos ya viviendo en Sobrarbe.

¿Cuál fue la motivación?
La mayor motivación era la de vivir en el medio rural y llevar una vida de autosuficiencia e integrada en la naturaleza, con muchas ganas de aprenderlo todo, sobre todo de las personas mayores que habitaban en la comarca, para que nos transmitieran sus saberes y costumbres.
¿A qué te dedicabas antes?
Trabajaba en Madrid de administrativa en las oficinas de un laboratorio farmacéutico.
El proyecto de La Marmita nació porque quería llevar a cabo una actividad que le permitiera vivir en Aguilar y aprovechar sus recursos naturales.
¿Cómo y por qué decidiste poner en marcha el proyecto de La Marmita?
El proyecto de La Marmita comenzó por un deseo de independencia económica, es decir, quería desarrollar mi propio trabajo, que me permitiera vivir en Aguilar y aprovechar los recursos naturales del medio.
¿Con quién iniciaste el proyecto?
El proyecto lo pude realizar gracias a la ayuda de mi compañero, comenzó como una aportación a nuestra economía familiar, basada en la ganadería de cabras y la autosuficiencia, ya que teníamos huerto y animales domésticos para nuestro consumo.

¿Actualmente quién forma parte de él? ¿Cuántas personas están involucradas?
Actualmente mi dedicación es absoluta a la recolección, elaboración y venta de mermeladas y jaleas. Generalmente trabajo sola, pero frecuentemente cuento con la ayuda puntual de otra persona que vive en el pueblo.
Las condiciones de vida en el pueblo han cambiado en estos años, pero vivir en una aldea aislada todavía dificulta ciertos aspectos del trabajo, sobre todo por lo que al transporte se refiere.
¿Cómo ha cambiado en estos 40 años la vida en el pueblo, en la zona, en la montaña?
La vida en la zona ha cambiado bastante, ya que antes la mayoría de la gente se dedicaba a la agricultura y ganadería; sin embargo, hoy en día toda la actividad económica está mucho más enfocada al turismo. En el caso de Aguilar, cuando llegamos, no había acceso por carretera (caminábamos 40 minutos desde el coche a casa) ni agua corriente (disponíamos de un pozo de lluvia) ni luz ni teléfono. Ahora tenemos una pista de acceso de 8 km, sin asfaltar, agua corriente, gracias a un depósito de agua que hizo el ayuntamiento de Boltaña, la luz con energía solar, teléfono e Internet. Sigo teniendo dificultades por el hecho de vivir tan aislados, por ejemplo, las agencias de transporte no llegan hasta aquí, no hacen recorridos en pistas sin asfaltar, por lo que el esfuerzo de trabajo es mayor ya que tengo que encargarme yo misma de llevar los pedidos hasta un determinado lugar. Además, Internet no funciona todo lo bien que tendría que funcionar en los tiempos que corren, hay cortes y bajadas de velocidad, y el teléfono es bastante precario, siempre hay que estar buscando buena cobertura.

¿Y tu trabajo, ha cambiado?
Mi trabajo se ha ido facilitando y mejorando con el paso del tiempo, sobre todo con el acceso en coche al pueblo, el depósito de agua e Internet.
Explicas que utilizas frutas y verduras de tu huerto y de las que recolectas, ¿cómo es el proceso, tu día a día en la elaboración de los productos?
Mi día a día es bastante variado, recolecto en cada temporada lo que toca, bien de mi huerto o en el campo los frutos silvestres, los voy congelando y cuando tengo cantidad suficiente las transformo en mermelada. Siempre tengo muchas tareas: elaborar las mermeladas, etiquetar (me hago mis propias etiquetas), atender y repartir pedidos, trabajo de oficina, etc.

Uno de tus principios, que remarcas en tu web, es el respeto por la naturaleza; explicas que utilizáis energía solar y hablas de tu huerto y de animales. ¿La vida en la montaña también implica otras tareas además de la elaboración de mermelada y jalea? ¿Cómo os organizáis?
Actualmente no tenemos animales, salvo perros y gatos. Mi compañero tiene su propio trabajo en un retén de incendios y yo me dedico exclusivamente a la elaboración, recolección y mantenimiento del huerto, que lo hacemos entre los dos.
“Al vivir en el campo, estás más expuesto y se vive con más intensidad las inclemencias del tiempo”.
¿Cómo influye en tu día a día la climatología propia de una zona de montaña?
La climatología influye mucho, pues en días de lluvia por supuesto no recolecto, elijo días soleados pues el exceso de humedad influye negativamente en el proceso. Al vivir en el campo, estás más expuesto y se vive con más intensidad las inclemencias del tiempo, la lluvia, el frío, la nieve, el calor… naturalmente, lo que corresponde.

Volviendo a las mermeladas, ¿cuánta producción puedes llegar a elaborar? ¿Cómo llevas a cabo la distribución?
Mi producción es aproximadamente de 8.000 frascos al año. No tengo distribuidor, me he dado a conocer a través de ferias artesanales y lo distribuyo sobre todo en tiendas locales.
¿Dónde se pueden encontrar tus mermeladas?
Mis productos se pueden encontrar en las tiendas de la comarca de Sobrarbe. Como es una zona muy turística, los comercios están muy enfocados al turista, para que se puedan llevar un buen regalo de la zona, y eso facilita la presencia de este tipo de productos en los establecimientos cercanos. En el resto del país, en mi web hay un listado de tiendas donde se pueden encontrar.

¿Vendes por Internet?
No tengo venta online en la web, aunque pienso que tendré que cambiarlo, pues cada vez es mayor la demanda de clientes que me contactan a través del correo electrónico o vía telefónica para que les envíe mermeladas.
“Las personas que consumen mis productos saben captar lo auténtico y notan la diferencia de una mermelada industrial a una artesana”.
¿Tienes relación con otros productores locales?
Sí tengo relación con productores próximos, ya que elaboro mermeladas con trufa Aragotruf, con azafrán de Estaña y con vino de la bodega Otto Bestué, todos pequeños productores de la provincia de Huesca. Creo que trabajando de esta manera fomentamos el consumo local y el beneficio mutuo.
¿Crees que el consumidor valora el trabajo, esmero y cariño con que están elaborados vuestros productos? ¿Qué os transmiten las personas que ya conocen vuestros productos?
Sí creo que el consumidor valora, cada vez más, los productos elaborados artesanalmente, donde no es necesario añadir conservantes, colorantes ni aditivos químicos. Las personas que consumen mis productos saben captar lo auténtico y notan la diferencia de una mermelada industrial a una artesana, esta les rememora a lo que se hacía antaño, donde solo cabía la fruta y el azúcar.

Finalmente, ¿cómo proyectáis vuestro futuro y el futuro de actividades como la vuestra? ¿Cómo creéis que va a impactar en vuestro territorio ese mayor deseo de una parte de la sociedad por volver a las raíces y al medio natural?
Mi futuro lo veo en la misma línea que llevo ahora, no tengo intención de crecer, con que me dé para vivir y seguir disfrutando de mi trabajo tengo suficiente. Por lo que a la sociedad se refiere, creo que si se facilita a las personas que lo desean volver a las raíces y al medio rural, sería un gran avance para hacer una sociedad más humana, donde se puedan integrar con la naturaleza cuidando, respetando y amando este maravilloso planeta.
Mermeladas La Marmita
Con el estilo de nuestras abuelas y la esencia de la naturaleza
22340 AGUILAR – BOLTAÑA.
Huesca
Tel: 0034 974 341 232 – 0034 660 58 42 47
angelines@mermeladaslamarmita.com
la-marmita@hotmail.com
Persona de contacto: Angelines Briceño