El proyecto sistémico de terracota consciente en la Vall Fosca
Todo aquello que deviene en el taller de Maria Clara Grimalt Vert va más allá de la creación. Lo humano, artesano y sostenible interactúa, se funde. Como dice la artista, “la unión de estos tres elementos ha dado lugar a un proyecto comprometido con el territorio, con la ilusión de crear espacios de reflexión para construir una ruralidad más sostenible, consciente y creativa”.
La combinación de estos ingredientes es única. Así, lo humano habla del bien común; del respeto, la empatía, la lentitud, la ternura y el amor; de la red de afectos y de cuidarse a uno mismo; de la transformación social y emocional; de la red con artistas y entidades locales; de la pedagogía sistémica y una mirada feminista.
La artesanía implica la recogida de arcillas; las materias primas locales; las formas tradicionales; las exposiciones, los seminarios y los congresos; los talleres, las clases y los retiros en la comunidad, y la tradición centenaria del territorio.
Finalmente, la sostenibilidad incluye aspectos como el proyecto rural en la Vall Fosca; los productos locales; las soluciones a la emergencia climática; el estilo de vida sostenible; lo que es cíclico y respetuoso con la naturaleza, y los materiales reciclables.
La confluencia de todo ello resulta en L’Argilosa, un proyecto iniciado en el año 2021 y compuesto por propuestas que, si bien utilizan la cerámica y todo su mundo para dar lugar a productos elaborados artesanalmente, son transversales y van más allá del clásico taller. El Refugio Casa Bigodé de Envall es el punto desde el cual Maria Clara crea e imparte talleres de iniciación y perfeccionamiento para niños y adultos, entre otros.
En L’Argilosa, un proyecto comprometido con el territorio, “interactúa lo humano, artesano y sostenible, con la ilusión por crear espacios de ayuda y reflexión para construir una ruralidad más sostenible, consciente y creativa”.
La tierra, el vínculo
“Soy una enamorada de mi tierra. Y siento que es tan generosa y abundante que no necesito nada más de lo que me da. Es por ello que investigo para conseguir un producto artesanal, 100% del territorio, sostenible y de una gran belleza y utilidad.” Así presenta Maria Clara su vínculo con el territorio, el Pallars Jussà, donde nació L’Argilosa.
Nacida en Terrassa, su vinculación con el Pirineo empezó gracias a sus abuelos paternos. “Ellos compraron una abadía en Montcortès, en el Pallars Sobirà, hace más de 50 años. Siempre han querido mucho esa casa, el pueblo y su gente, y siento que ese cariño ha sido recíproco, porque de ellos se habla con mucho amor, en estas tierras. Y ese amor por la tierra, me lo transmitieron. Desde muy pequeña, yo solo quería subir a Montcortès, y la ilusión por sacarme el carnet de conducir cuando cumplí 18 años era para poder ir al Pallars de manera independiente y cuando yo quisiera. Así que siento que una parte de mí ya sabía que mi destino estaba ligado aquí.”
“Cuando conocí a Josep, el fundador de la Cooperativa de Envall, y vi que nos entendíamos, el vínculo con el territorio adquirió un sentido aún más intenso. Además, enseguida establecí fuertes lazos con otras personas como mi amiga y compañera de horno, Andrea, que tiene también un proyecto de cerámica llamado @la_santolina. Ella es la creadora de mi logotipo, ya que es también diseñadora e ilustradora.”
“Investigo para conseguir un producto artesanal, 100% del territorio, sostenible y de una gran belleza y utilidad.”
El idilio con el territorio se ha consolidado. Por ello, rodeada de montañas, ríos y bosques, en un entorno tranquilo, entre casas de piedra y pastos, Maria Clara se ha propuesto recuperar la labor de alfarería, una tradición que formó parte del paisaje cultural y cotidiano del Pirineo hasta los años 60, antes de que se implantasen los procesos de globalización cultural; volver a utilizar palablas como “terrissó” para recordar los orígenes, quiénes somos.
L’Argilosa quiere recuperar en el Pallars Jussà, en la Vall Fosca, un territorio con un pasado histórico milenario y un patrimonio artístico único, la belleza de la artesanía cerámica de la zona, asociada a modelos de vida más sostenibles. Quiere ser un retorno y a la vez un reconocimiento a la tierra. “Quiero recuperar las tradiciones, poner en valor lo que hay, dignificar el territorio.”
“L’Argilosa quiere recuperar en el Pallars Jussà, en la Vall Fosca, un territorio con un pasado histórico milenario y un patrimonio artístico único, la belleza de la artesanía cerámica de la zona.”
La arcilla, la gran compañera
“La arcilla puede encontrarse en las profundidades del suelo que pisamos. Por eso, para mí, es un material tan sagrado. Cuando la trabajas, te invita a mirar hacia dentro, a hacer una pausa, con calma.” Como comenta Maria Clara, este material —que en ocasiones recoge ella misma del territorio o bien extrae de la Bisbal d’Empordà “ya que todas las pedreras pallaresas son ahora inaccesibles”— “se ha creado gracias a miles de años de erosión de diversos materiales y de materia orgánica, por tanto es un material lento, que no tiene prisa. Es un material que te pide presencia y paciencia, tranquilidad, silencio, calma, tacto, sensibilidad. Es por ello que el hecho de trabajarla, para mí, es un ritual”. Hace un símil entre ese material y las personas, pues ambos, al entrar en contacto con el calor, nos transformamos, somos resistentes y a la vez frágiles, y hace referencia al vínculo entre la arcilla y las relaciones sociales. “Durante miles de años ha servido como recipiente para comidas y reuniones. Ha unido familias alrededor del fuego, de la olla. La arcilla es alimento, es nutrición, es necesidad básica.”
Por todos estos motivos, “L’Argilosa quiere conectar con todas estas características terrestres y, por tanto, humanas. Quiere dar valor a ese modo de vida, a las raíces, al amor por las cosas bien hechas con las manos, lentamente”. Maria Clara habla de un diálogo entre la tierra y las personas, del trabajo con la arcilla como un espacio donde poder descubrir esta naturaleza viva y que ayude al despertar propio, reconocer “el patrimonio y todo el poder que tenemos en nuestras manos”.
“El proyecto quiere conectar con las características terrestres de la arcilla. Quiere dar valor a este modo de vida, a las raíces, al amor por las cosas bien hechas con las manos, lentamente”.
Creatividad y crecimiento personal
Maria Clara Grimalt Vert se ha formado como maestra en Educació Viva, como psicopedagoga, equinoterapeuta y pedagoga sistémica, e hizo un curso de alfarería profesional en la Bisbal d’Empordà. “A lo largo de todo mi recorrido profesional y académico he procurado entender y conocer en profundidad a la especie humana. Con la inspiración de pedagogas como Montessori, Waldorf, Sensat, Neill, Pestalozzi, Wild, Freire y Bach, y pasando por artistas y disciplinas diversas como la filosofía, la antropología y la escritura, hace ya más de 10 años que me dedico a crear espacios creativos y de crecimiento para niños, jóvenes y adultos.” Así, imparte talleres con el autocuidado y la sensibilidad como ejes esenciales. Son momentos de pausa.
El vínculo de Maria Clara con las artes nació y creció en el seno de su entorno familiar. “Mis padres son músicos los dos; esto hizo que en casa se respirase siempre arte. Por lo tanto, siento que la conexión con el arte me viene desde muy profundo: mi madre me explicó que, cuando me estaba esperando, estuvo ensayando para una producción muy importante muchas horas al día. Tengo la sensación de que el arte tenía que formar parte de mí, de mi vida, y ahora, gracias a L’Argilosa y al Refugio Casa Bigodé, se ha convertido en un eje central.”
En cuanto a su faceta pedagógica, dice que sus dos abuelas, las dos maestras, le han dado esas raíces. “Siento que todo lo que aprendo adquiere sentido cuando lo comparto. Siento que la educación es un eje siempre presente en mi arte porque, para mí, no se consigue una obra del todo completa si no mantiene un diálogo directo con las personas.” Así, cree en la educación como la herramienta de transformación social por excelencia. “Se necesitan espacios que eduquen en el bienestar y en un modelo de relación más sana y más colaborativa entre las personas. Así mismo, no concibo mi vida sin la dimensión artística; para mí, hay una ética de la estética en todo aquello que concibo y percibo inseparable de cualquier actividad vital y profesional. Siento que la creatividad es una cualidad que nos distingue del resto de seres vivos y quiero darle el lugar que se merece, honrándola y estimulándola en mi vida personal y profesional. Por eso L’Argilosa es la fusión de estas dos disciplinas en mi vida.”
“La educación es un eje siempre presente en mi arte porque, para mí, no se consigue una obra completa del todo si no mantiene un diálogo directo con las personas.”
La creación, liberadora
Recuperar la filosofía de hacer las cosas por uno mismo es una de las máximas de Maria Clara Grimalt Vert. “Siento que crear nuestros propios productos nos libera y nos empodera. Nos da una imagen de nosotras mismas más fuerte y verdadera.” Por eso apuesta por regresar a una sabiduría más intuitiva, “al saber de las vecinas y el susurro de los árboles. Tomar del pasado aquello que todavía nos sirve y adaptarlo a las necesidades actuales”.
Explica que la vida moderna “nos ha alejado de nosotras mismas en demasiados sentidos” y que el mundo pide un cambio profundo, hacia dentro. “Un cambio orgánico, hacia la tierra, hacia nuestra casa.” Desde esta necesidad y a la vez deseo, pide llevar a cabo propuestas que remuevan, cuestionen e incluso incomoden. “Propuestas creativas, de esperanza, de alternativa.”
Ella estudia, investiga, utiliza y trabaja la arcilla y otros recursos naturales, como minerales y materia orgánica extraída de la naturaleza cercana, en el Pallars. Esto le permite crear y compartir esta experiencia acercándose a la tierra, al territorio, para revalorizarlo, recuperarlo y reconocerlo. “Este hecho se traduce en honrar la tradición alfarera de nuestra casa. A menudo se suele valorar más ‘lo que es de fuera’; yo busco valorar lo que tenemos en el territorio. Aquí cuentan básicamente con ‘la arcilla roja’, que contiene mucho óxido de hierro y, por tanto, es de ‘baja temperatura’. Estudio cómo ofrecer cerámica de calidad con la esencia del lugar, y procuro mirar hacia el pasado y adaptarlo a las nuevas posibilidades técnicas. Por ejemplo, la arcilla con la que trabajo es de baja temperatura, pero gracias a una larga investigación que emprendimos con mi maestra Dolors Ros, ahora puedo ofrecer un producto de media temperatura con arcilla de baja de mucha calidad.”
“Crear nuestros propios productos nos libera y nos empodera.”
Las colecciones
Entre las creaciones de L’Argilosa encontramos todo tipo de piezas —desde jarrones hasta platos, tazas, centros de mesa, pendientes, maceteros…— que crea artesanalmente y que pueden adquirirse contactando a través de Instagram o en ferias de artesanía. “Estoy en las redes sociales y participo en ferias, si bien he reducido mi calendario de asistencia porque implica mucha gestión en cuanto al transporte, gasolina, traslado de las piezas… De todas maneras, en el Refugio Casa Bigodé tengo siempre piezas disponibles y actualizo muy a menudo en mi cuenta de Instagram las colecciones disponibles. Además, en la Navidad de 2022, y gracias al proyecto de @oficinalis, creamos una tienda en la calle Mayor de Sort en la que muchas artesanas de la zona expusimos nuestras creaciones. Con ellas, estamos pensando en unirnos para poder ofrecer un espacio de calidad donde poder vender artesanía de la zona.”
De entre sus colecciones destaca “Blau càlid” (Azul cálido), una serie de ocho piezas de cerámica ilustradas con nombres tan sugerentes como Simbiosi, Nitidia, Sol, Caliu, Dansa, Riu, Nosaltres y Niu, que ha creado conjuntamente a cuatro manos con Mar Gil, una ilustradora que muestra su arte en Instagram (@decelalsulls).
Y es que Maria Clara acostumbra a colaborar con otros artistas de diferentes disciplinas. Lo ha hecho, por ejemplo, con Ana Felipe Royo, investigando sobre los esmaltes que pueden obtenerse de recursos naturales como la ceniza, tierras y arcillas, y este año participa en “Cebes tendres”, un ciclo que organiza el Taller la Tartera, de la Seu d’Urgell: cada año seleccionan artistas jóvenes vinculadas al territorio, para hacer una creación que culmina en una exposición y un librito gráfico.
Pero L’Argilosa se ha propuesto alcanzar una dimensión que va más allá de la artesanía, el arte y los talleres de cerámica. Así Maria Clara dinamiza, junto a la escritora y periodista Ivet Eroles, el grupo de lectura creativo de la bibilioteca de la Pobla de Segur. También ha creado “Paraules de fang” (Palabras de barro), una propuesta de cerámica en la que se reflexiona a través de libros y palabras, un hecho que, simbólicamente, se traslada al barro. La última propuesta se vinculó, por ejemplo, al libro La resistencia íntima de Josep Maria Esquirol, y se habló de la palabra refugio y de la curva, característica indispensable de cualquier recipiente.
Maria Clara dinamiza un grupo de lectura creativo; ha creado “Paraules de fang” (Palabras de barro), una propuesta de cerámica en la que se reflexiona a través de libros y palabras; es la encargada del Refugio Casa Bigodé junto a Marta Villagrassa, y es la coordinadora de l’Escola d’Oficis de Muntanya (Escuela de oficios de montaña).
Otros proyectos
La trayectoria de Maria Clara la ha llevado a impartir formaciones como ceramista o a exponer en centros artísticos, escuelas, en el mismo refugio Casa Bigodé de Envall… Ha llevado a cabo “Entre terres” (Entre tierras), con Saida Heidi, un proyecto que une el hacer pan de Marruecos y la tradición alfarera de ambas tierras; “Llepar-me les ferides amb terra” (Lamerme las heridas con tierra), 10 ilustraciones realizadas a partir de pinturas a base de tierras arcillosas; los seis monográficos “A.R.G.I.L.A.”, que unen la pedagogía sistémica y la tradición alfarera; el curso de alfarería profesional; “Argiles salvatges” (Arcillas salvajes), un monográfico sobre las arcillas extraídas de tierras del Pirineo y cómo utilizarlas correctamente; “El càntir de llum” (El cántaro de luz), una investigación acerca de esa pieza de cerámica tan tradicional y cómo encontrar el modo de encajarla de nuevo en el día a día; una investigación en torno a la construcción de diferentes estilos de cocción de la cerámica dependiendo de los recursos naturales del entorno, como la leña; o un curso de investigación sobre esmaltes y formas de impermeabilización de las piezas cerámicas con cenizas, tierras y otros minerales que pueden encontrarse en el entorno.
Además dinamiza el Refugio Casa Bigodé y es su encargada, junto a su amiga y socia Marta Villagrassa, y es la coordinadora de la Escola d’Oficis de Muntanya (Escuela de Oficios de Montaña) (podéis ver el artículo publicado en Taste the Altitude).
En un entorno que la acoge y del cual ya siente que forma parte, habla de su tiempo libre y de cómo disfruta de él: “la verdad es que este es un tema que actualmente me remueve bastante. Recuerdo cuando venía a Montcortès, el pueblo vecino, con la idea de relajarme, conectar conmigo misma, descansar… Ahora mismo, ese lugar plácido y de descanso se ha convertido en algo muy distinto, ¡claro! ¡Si hasta bajo a Terrassa a descansar! —ríe—. Bromas a parte, siento que la vida de las artistas emprendedoras es muy difícil de conciliar con la vida familiar y personal. Como tu trabajo es a la vez tu pasión y tu modus vivendi, resulta difícil distinguir cuándo trabajas y cuándo no. Pero estoy intentando conseguir un mejor equilibrio, medir las horas de trabajo, encontrar espacios de disfrute y descanso, y disfrutar plenamente del entorno, más allá de hacerlo para trabajar, que también lo hago.”
L’Argilosa
Refugio Casa Bigodé
Calle única, sin número
25513 Envall (Pallars Jussà)
Lérida (Cataluña)
Tel.: 600 720 533
grimalt.maria@gmail.com
Instagram: @largilosa
Persona de contacto: Maria Clara Grimalt Vert