Recogiendo los principios activos de la alta montaña
Araós es un pequeño pueblo de 40 habitantes perteneciente al municipio de Alins. Situado a 950 metros de altura, en la puerta de entrada a la Vall Ferrera, en el Pallars Sobirà, es el marco en el cual los miembros de Herbes de l’Alt Pirineu han dado forma a su “jardín-parque-campo-plantación”, en el que plantan, recogen, secan y envasan, con métodos tradicionales, las distintas hierbas que comercializan, hasta 80 variedades de plantas aromáticas y medicinales.
Su sede se encuentra bajo la Ermita de San Francesc de Araós, delante del Bosque de Virós, dentro del Parque Natural del Alt Pirineu, en un paraje único. Explican que su proyecto nació de un sueño, del sueño de una niña que imaginaba una tierra donde cultivar deliciosos frutos, con respeto y amor por la naturaleza.
Gemma Navàs recuerda bien cómo empezó todo: “De pequeña, mi abuela me enseñó el placer que supone cultivar tu propio alimento y medicinas, y ello me llevó a estudiar Agronomía. Más tarde, Pedro Zurita me animó a hacer realidad mi sueño, a dejar mi trabajo anterior y crear el proyecto común que ahora es Herbes de l’Alt Pirineu.”
Así, cuatro años atrás, nacía esta iniciativa, con la idea de poder vivir en y del campo. “Aquí —comentan—, es difícil poder cultivar productos de la huerta, y al haber mucha tradición de planta medicinal, nos fuimos decantando por ese sector. En un principio, el nuestro era más bien un espacio para visitar, pero con el tiempo hemos ido cultivando más, y optando por la transformación del producto para poder sobrevivir.” Así pues, de un campo destinado a organizar visitas, pasaron a un campo cultivable y han acabado convirtiéndose en campesinos, productores y comercializadores.
“De pequeña, mi abuela me enseñó el placer que supone cultivar tu propio alimento y medicinas.”
Amor y pasión por la montaña
El vínculo de Gemma y Pedro con su entorno está lleno de amor y de pasión: “Es un gran placer poder vivir aquí donde estamos, y por ello intentamos con toda nuestra energía que esta iniciativa salga adelante, porque vivir aquí está bien, pero ¡mejor es sobrevivir!”. Son pareja, y explican que, en Herbes de l’Alt Pirineu, se complementan como tal: Gemma se define como más optimista, soñadora, algo alocada, demasiado confiada y fácil de ilusionar, mientras que Pedro se reconoce como la parte más pragmática y realista del proyecto. “Uno es aire y el otro tierra —dicen. Está bien que sea así; ¡nos permite ir avanzando con paso firme!”
Pero…¿porqué Araós, un pueblo de tan solo 40 habitantes, para establecerse y desarrollar su iniciativa? Gemma vive aquí desde hace diez años y hace cinco que Pedro se incorporó a la familia. Explican que el lugar es un pequeño paraíso, tranquilo y precioso, y al mismo tiempo con unos vecinos que son casi como una gran familia, en los que pueden confiar siempre y con los que comparten herramientas, cenas, alegrías, tristezas… Araós goza de un pequeño microclima, con bastantes horas de sol, lo que permite que el cultivo sea sencillo aun encontrándose inmerso en el clima extremo del Pirineo.”
“La verdad es que inspira mucho respeto irse a vivir a un lugar sin demasiadas comodidades, en el que el clima es extremo y donde estás lejos de todo. Pero para nosotros no resulta difícil vivir aquí. Has de tener en cuenta que dependes completamente de tu capacidad para buscarte la vida: cortar leña, llevar el huerto, tener gallinas…
Hemos aprendido mucho, y muchas cosas nos las han enseñado las personas que han nacido aquí y que, de manera desinteresada, nos han echado una mano siempre que lo hemos necesitado. Pero, para nosotros, el aprendizaje más importante es su gran fortaleza y el amor por el entorno en el que viven, siempre agradecidos y contentos con todo.”
“Araós goza de un pequeño microclima, con bastantes horas de sol, lo que permite que el cultivo sea sencillo aun encontrándose inmerso en el clima extremo del Pirineo.”
Procesos artesanales, agricultura sostenible y regenerativa
Herbes de l’Alt Pirineu la integran exclusivamente Gemma y Pedro, pero de vez en cuando les echan una mano algún buen amigo o alguno de sus hijos. La mayoría del tiempo trabajan solos (este verano, dicen, pudieron contar con Julia, una joven en prácticas de Agronomía, y de quien aprendieron mucho). Cultivan 80 plantas mediante procesos de producción artesanales, manuales, y siguiendo criterios ecológicos: “Todo lo que hacemos es ecológico, pero nosotros siempre explicamos que el sello CCPAE ya queda un poco “obsoleto”. El futuro ha de ser con una agricultura sostenible, además de ecológica, y por este motivo nos hemos ido decantando hacia la agricultura regenerativa. En nuestro caso, todos los procesos son manuales, no interviene ninguna máquina. Este hecho retrasa mucho el proceso, pero hace que el producto sea de una altísima calidad.”
Comentan que, en Araós, las hierbas recogen con más pureza los principios activos de la alta montaña, dado que el clima extremo provoca que las plantas medicinales y aromáticas tengan que producir más principios activos para sobrevivir. “Nuestras hierbas, creemos, tienen la particularidad de ser como lo han sido siempre: planta del año y de la tierra, bien trabajada y transformada. Son productos que tienen un sabor y un aroma impresionantes, y ¡con propiedades reales!”
Defienden la recuperación de la tradición remeiera (ligada a las plantas medicinales) y de una convivencia más esencial con la tierra y la naturaleza. Llevan a cabo una agricultura regenerativa, porque desde el principio tuvieron claro que el entorno en el que iban a trabajar debía mejorar con su paso y que, sobre todo, nunca iban a agredir a la tierra que había de darles frutos: “Nuestra manera de trabajar se basa en no arar, no utilizar plásticos en el suelo, ni productos químicos o abonos de origen animal, no intervenir con maquinaria alguna en el proceso…Mezclamos mucho los cultivos, con muchas “hierbas espontáneas”, preparados vegetales, hacemos la recolección a mano, respetamos los ciclos de las plantas, dirigimos una mirada respetuosa y agradecida hacia la Tierra, amamos mucho nuestro trabajo…”
“El futuro ha de ser con una agricultura sostenible, además de ecológica, y por este motivo nos hemos ido decantando hacia una agricultura regenerativa. Cultivamos unas 80 variedades de plantas mediante procesos de producción manuales, sin uso de maquinaria, y conseguimos un producto final de una altísima calidad.”
Descubriendo la conexión con la tierra
Su día a día es muy variado, en función del trabajo y del tiempo que haga. Al abarcar todo el proceso, de divulgación, producción…hay días en los que les toca trabajar el campo, otros en los que elaboran, van a distribuir sus productos, asisten a ferias, dan charlas, visitan escuelas…¡No hay nunca dos jornadas idénticas! Ofrecen a particulares, centros educativos, grupos, asociaciones…la posibilidad de ir a conocer su iniciativa. Organizan visitas y talleres a sus campos de cultivo y al Jardín de Herbes de l’Alt Pirineu, para mostrar que hay otra forma de vivir y de convivir con el entorno y la tierra. “Quien viene hasta aquí, tiene la oportunidad de descubrir una manera diferente de cultivar la tierra, unos cultivos peculiares, puede redescubrir la conexión entre los seres humanos y las plantas remeieres… Nosotros decimos que una visita a nuestro taller es una pequeña ventana que se abre al mundo del volver a conectar con la Tierra y su sabiduría.”
Los resultados de estos encuentros dan también sentido a todo esto: “Creemos que todo el mundo sale muy contento, y a menudo las personas que nos visitan acaban formando parte de nuestra enorme red de amigos-clientes con los que mantenemos un contacto continuo, y que además vienen a vernos con frecuencia. Es precioso este vínculo que creamos gracias a la Tierra y a una agricultura trabajada con mucho amor y respeto.”
“Nos gustaría creer que estamos poniendo un granito de arena para cambiar la conciencia de quien nos visita. Vivimos en un mundo global donde cuesta hacer entender que sólo la preservación de aquello que nos es próximo y tradicional, nos permitirá sobrevivir a los problemas medioambientales que llegarán. Deberíamos saber disfrutar más de nuestro territorio, tan bello, y descubrir rincones que todavía nos pueden sorprender y maravillar. No hace falta ir hasta lugares exóticos ni comprar plantas de países lejanos que nos prometen milagros; hay que reencontrar aquello que tenemos aquí mismo, a nuestro lado.”
“Una visita a nuestro taller es una pequeña ventana que se abre al mundo del volver a conectar con la Tierra y su sabiduría.”
El consumo de proximidad, esencial
Sus productos (ramilletes de hierbas, condimentos, especias, planta a granel desecada, infusiones —en bolsa, saquitos individuales, en lata—, productos de cosmética natural, productos especiales para regalos…) pueden conseguirse a través de su tienda en línea, desde su página web, y también pueden encontrarse en establecimientos del Pallars Sobirà, el Alt Penedès, el Baix Llobregat, el Bages, el Barcelonès, l’Anoia, el Maresme y el Vallès Occidental.
Hablamos del consumo de proximidad y es entonces cuando aparece un atisbo de tristeza: “Todo campesino es guardián de un tesoro que no deberíamos permitir que se perdiera jamás. Comprar a nuestros agricultores, de proximidad, es la única manera de preservar el territorio. Cuando se nos permite explicar qué hacemos y cómo lo hacemos, cuando alguien compra alguno de nuestros productos, cuando aprecia lo que hacemos…permite que sobrevivamos. Sin embargo, en muchas ocasiones, esto no pasa, y es cada vez más difícil vivir de la tierra. Hay mucha competencia que viene de muy lejos, de mala calidad y muchas veces sin ningún control, y a unos precios con los que no podemos competir…”
“Es muy triste que pequeños proyectos de recuperación del entorno, de salvaguarda de tradiciones, mueran cada año o ni tan siquiera lleguen a cuajar por falta de personas que confíen en ellos y consuman los productos que producen…”
Ante esta situación, sin embargo, Gemma y Pedro se muestran determinados: “Tenemos muchos retos por delante, y no únicamente la supervivencia, sino algo todavía más importante, la adaptación al cambio climático, que cada año que pasa se deja notar más y más. Pero hemos decidido mirar hacia el futuro con ganas y empuje para llevar adelante nuestro proyecto, para hacerlo viable manteniendo la esencia de nuestros principios.”
“Todo campesino es guardián de un tesoro que no deberíamos permitir que se perdiera jamás. Comprar a nuestros agricultores, de proximidad, es la única manera de preservar el territorio.”
Herbes de l’Alt Pirineu
Recogiendo los principios activos de la alta montaña
C/ Únic, 35
25573 Araós (Pallars Sobirà)
+34 655 92 77 80
www.herbesdelaltpirineu.com
info@herbesdelaltpirineu.com
Personas de contacto: Gemma Navàs y Pedro Zurita