La cerámica artesana de alta temperatura creada en Das
Es hija de Das, pero vivió en Barcelona entre los 17 y los 22 años. Fue entonces cuando se dio cuenta de que aquel ritmo de vida no estaba hecho para ella y regresó a la Cerdanya. Ahora, con 45 años, se dedica a su gran pasión, la cerámica, que compagina con un trabajo en la hostelería los fines de semana. Enamorada desde siempre de la creación y de los procesos artesanales, del trabajo con las manos, explica que fue cuando sus dos hijos se hicieron más mayores cuando dispuso de más tiempo para dedicarse a aquello que más le llenaba: la cerámica.
El punto de partida fue un regalo: “Un día le regalaron a mi hija un juego para hacer cerámica con un minitorno y, al poner yo las manos, me vino un muy buen recuerdo: ¡yo de pequeña había hecho cerámica! Así, a partir de aquella sensación, decidí apuntarme al Taller de Artes de Puigcerdà, donde encontré a un gran maestro, Miquel. Con las herramientas del Taller, mi ilusión y las buenas enseñanzas de Miquel, entendí que necesitaba expresarme haciendo cerámica.” Al cabo de unos cuantos años en el Taller, Danae hizo un curso en la Escuela de Cerámica de la Bisbal: “Era feliz aprendiendo nuevas técnicas, y de esta evolución me quedó muy claro que necesitaba tener el taller en casa para poder seguir experimentando, creando y creciendo.”
El resultado fue Ceramicadas, ahora Danaedas, donde empezó con el torno y el material. “En 2020, justo antes del confinamiento, fui a ver a Ricard, cocinero y propietario del Restaurante Das 1219, y le enseñé lo que hacía. Nos planteamos hacer unos platos y unos boles para el verano. Al estar cerrado el Taller de Puigcerdà, no podía cocer las piezas, que se me iban acumulando; no podía acabarlas… Entonces decidí que era el momento de invertir en un horno y ser autosuficiente para poder seguir creciendo.”
Justo ahora empieza a dedicarse a ello profesionalmente. Un horno propio le permite ensayar con muchísimas técnicas —texturas, colores, acabados, tipos de arcilla, esmaltes… Ha comenzado a participar en ferias, recibe encargos de restaurantes y particulares, ¡y todo esto le ha dado alas!
“Era feliz aprendiendo nuevas técnicas, y de esta evolución me quedó muy claro que necesitaba tener el taller en casa para poder seguir experimentando, creando y creciendo.”
La naturaleza, omnipresente en su vida
Sus raíces están en Das. Vive y tiene el taller en la casa familiar que construyeron sus bisabuelos, siente que allí está su sitio y es donde su hermana, también artista, tiene su taller de pintura. Ambas comparten inquietudes y largos momentos. “Vivimos en armonía tanto con nuestro entorno como con la familia.” Reconoce que la naturaleza y el vínculo con todo lo que rodea a su municipio están muy presentes en su vida: “Me he criado en estas tierras, así que creo que su esencia te queda impregnada. El hecho de vivir en plena naturaleza permite que cada día puedas empaparte del clima, la vegetación, el mundo rural, los olores, los colores, y todo ello queda plasmado en mis piezas.”
Sus creaciones —colgantes, vajillas, platos, boles, ensaladeras, juegos de aperitivo, juegos de café, bandejas, tiestos…— están repletas de formas, trazos, matices y colores relacionados con elementos naturales. En ellas pueden observarse flores, hojas a contraluz con su nervadura… “Puedo experimentar con los elementos naturales que tengo a mano: cortezas de árbol, piedras, raíces, hojas, texturas parecidas a las tierras. En cuanto a los colores, soy también una enamorada del mar; ¡por eso acabo utilizando tantos azules en mis piezas!”
Experimenta con arcillas de diversos tipos —con chamota más fina o más gruesa—, con diferentes colores (todavía no sabe cuál de ellos es su favorito) y comenta que, una vez acabado el curso en la Escuela de Cerámica de la Bisbal, con los esmaltes vio claramente que resultaba complicado hacer siempre las mismas fórmulas y obtener un único resultado: “Han de tenerse en cuenta muchos factores que intervienen, como la cantidad de la capa, la temperatura de cocción, si el esmalte ha quedado más o menos líquido o espeso…, por ello creo que la cerámica es un arte que engancha. Cada día aprendes una variante nueva, con un posible resultado distinto. Cada vez que abro el horno estoy nerviosa, ilusionada. ¡Vuelvo un poco a aquella sensación de cuando era pequeña y en que todo me sorprendía!”
“El hecho de vivir en plena naturaleza permite que cada día puedas impregnarte del clima, la vegetación, el mundo rural, los olores, los colores, y todo ello queda plasmado en mis piezas.”
El arte de desconectar
Artistas, imágenes, tejidos, estampados, colores, puestas de sol, paisajes, piedras, árboles… son su fuente de inspiración, el punto de partida de un proceso creativo que se va desplegando. “A partir de estas fuentes empiezo a dar vida a la idea que he trabajado en mi cabeza. Lo mejor de la cerámica es que paso por muchos procesos, y eso me da muchos recursos a la hora de acabar la pieza: puedo aplicarle muchísimas técnicas diferentes y en momentos muy diversos de la creación… Creo que en este arte siempre podríamos experimentar y las posibilidades, ¡no nos las acabaríamos nunca!”
Danae se define como una gran amante del torno, alguien a quien le gusta escoger el barro, pesarlo según la medida de la pieza que va a hacer para, seguidamente, empezar a disfrutar, sencillamente. Trabaja también con moldes, planchas y modelado, aunque asume que tiene una asignatura pendiente, hacer escultura, algo que empezará en cuanto disponga de más tiempo. Su vía de desconexión pasa por el torno: “Generalmente, una vez que los niños están en el colegio, bajo al taller. El tiempo me pasa volando; hago una desconexión absoluta.”
Artistas, imágenes, tejidos, estampados, colores, puestas de sol, paisajes, piedras, árboles… son su fuente de inspiración, el punto de partida de un proceso creativo que se va desplegando.
Cada pieza única, un lazo, una familia
Su personalidad se traslada a cada una de sus piezas, con las cuales tiene un lazo especial. “Cuando empecé a vender mis piezas —dice—, sentía que eran únicas. Les había cogido mucho cariño, ya que detrás de cada obra había, y sigue habiendo, mucho esfuerzo para que todo salga bien. Ahora, sin embargo, empiezo a entender que todas ellas, a pesar de su individualidad, pertenecen a la misma familia. Tienen carácter propio.”
De sus piezas, Danae destaca las texturas y que sean rústicas, orgánicas, muy sencillas pero funcionales y bonitas. Cuando las crea quiere conseguir que vistan una mesa, que formen parte del día a día de quien las adquiere, y que la persona que las utilice se sienta orgullosa de preparar, por ejemplo, un aperitivo en unos boles diferentes, originales y que han sido moldeados con mucho cariño. Por eso cree que su clientela valora el que las piezas hayan sido hechas a mano, que sean prácticas, útiles y que les alegren momentos de la vida. “Si, cuando cada día al poner la mesa, preparar una ensalada o beber una infusión, te gusta la pieza que has escogido para disfrutar de ese instante, ¡siempre todo sabe mejor!”
De sus piezas, Danae destaca las texturas y que sean rústicas, orgánicas, muy sencillas pero funcionales y bonitas.
Quien quiera conocer y adquirir alguna de sus creaciones, puede hacerlo contactando con ella a través de Instagram, visitando su taller, o en los mercados y ferias en los que participa, como por ejemplo el mercado de Alp, y espera poder presentar la colección de Navidad, aunque reconoce que “hoy en día resulta difícil proyectarse en el tiempo”.
Forma parte de la Asociación Cerdanya Creativa. “Somos mujeres creativas residentes en la comarca, y que desarrollamos esta faceta de manera artesanal en el mundo rural.” En relación, precisamente, al valor de las diferentes expresiones artísticas a la hora de dinamizar el territorio, como atractivo patrimonial, comenta que “estamos en un momento muy difícil para el arte, y los pueblos pequeños tienen pocos recursos para destinarlos a una emoción/sentimiento como el arte. Esta sensibilidad es difícil de mercantilizar en un mundo tan pragmático”. No obstante, cree en su iniciativa, porque “emprender proyectos siempre es positivo”.
Forma parte de la Asociación Cerdanya Creativa integrada por mujeres creativas residentes en la comarca, que desarrollan esta faceta de manera artesanal en el mundo rural.
Vivir en Das, una suerte y un placer
“Para mí, vivir en Das, a más de 1.200 m de altura, es todo un placer. El pueblo ha cambiado mucho desde que yo era pequeña, pero lo sigo reconociendo y sigo identificándome mucho con él. Todavía hay familias de toda la vida y otras nuevas (ahora ya son un grupo de niños los que cogen el transporte para ir a la escuela, mientras que cuando yo era una niña, solamente éramos mi hermana y yo). Das son mis raíces y, cuando me marcho de vacaciones, al regresar a la comarca pienso: ‘¡Qué bonito! ¡Qué suerte vivir aquí!’. Los cambios de estación son muy pronunciados y, con ellos, también te cambia el estado de ánimo, el punto de vista… Te entran ganas de utilizar un color u otro, de comer aquella comida, de escuchar aquella música, de encender un fuego que te haga compañía, de ir a esquiar y ver las cosas desde las alturas, de bajar al río y apreciar su fuerza… Creo que todos estos instantes te llenan el alma y, poder expresarlos con la cerámica, los convierte en grandes momentos.” La despedimos con una visión de futuro: “Me veo viviendo en Das, con un mundo mejor para dejar a nuestros hijos, una vida más sostenible, una sociedad más unida y un mundo sin tantos plásticos y ¡con más cerámica!”
Danaedas (antes Ceramicadas)
La cerámica artesana de alta temperatura creada en Das
Cal Pelràs
17538 Das
La Cerdanya
Tel.: 619 877 314
https://www.danaedas.com/es/
Persona de contacto: Danae Clot Grau