Confituras y jaleas elaboradas con maestría, de manera artesanal, con materias primas seleccionadas de cosecha propia.
Conocer Casa Gendret es descubrir la filosofía que hay en torno a esta empresa de carácter familiar que, de junio a octubre y con cita previa, abre sus puertas para poder visitar los campos y degustar sus especialidades, en un paraje único situado a 1.600 metros de altitud. Antònia Parramon encabeza esta deliciosa iniciativa. Conversamos con ella para saber cómo fueron los inicios, hace ahora unos 10 años.
“De profesión bibliotecaria en Andorra —nos explica—, cambié de vida hace una década, cuando todavía no vivía en Aubinyà aunque sí que iba siempre que me era posible. Decidí dedicarme al sector agrícola un poco por casualidad, si bien en mi casa habían estado siempre cerca de la tierra. Fui a Francia a comprar unas plantas de frambuesas (que es lo que crece de manera natural en las montañas de Andorra) y allí coincidí con un agricultor que se dedicaba al cultivo de frutos rojos en invernaderos. Enseguida me di cuenta de que era eso lo que yo quería hacer y he de reconocer que me asesoraron muy bien para poder emprender el proyecto.”
Antònia comenta que el nombre de Casa Gendret, con sede en Aubinyà, proviene del nombre del caserío familiar. Vivir a 1.600 metros de altitud es, para ella, una forma de estar en permanente contacto con la naturaleza. “Lo más importante para mí es estar cerca de ella. Cada mañana hago una inmersión en el bosque (estamos rodeados) que me deja como nueva.” Dice que la vida a esta altitud es “muy tranquila y, aunque tenemos todas las comodidades del siglo XXI, de vez en cuando hace falta bajar a la civilización y tomar unas cervezas con los amigos”.
Una empresa familiar con un claro respeto por el entorno
Casa Gendret se define como una empresa familiar. “Actualmente, la formamos dos personas: yo misma como propietaria y Paco, el responsable de la masía. Puntualmente, en verano, contamos con estudiantes que nos ayudan con la recogida de la fruta.” Cultivan frutos del bosque, entre otros, que también venden. “La esencia del proyecto es trabajar siempre con productos naturales, intentando hacer prevención de plagas y siendo respetuosos con el entorno. Tenemos dos hectáreas en alta montaña, en un terreno completamente llano. Cultivamos una hectárea de frutos rojos y en la otra hectárea cultivamos patata de montaña, cebollas, coles… y pasto para el ganado.”
Con las materias primas seleccionadas, elaboran artesanalmente confituras y jaleas. Antònia nos comenta que el proyecto tiene sus raíces en la tradición familiar: “en casa de siempre se había hecho confitura y el experto era mi padre, que ya hacía confitura de tomates verdes (el motivo principal es que, a esta atitud, los tomates no llegaban a madurar), de cascabelillos, que son unas ciruelas silvestres…” La idea de elaborar confituras vino, sin embargo, del hecho de no poder vender toda la fruta cultivada, “especialmente en verano, ya que mis clientes potenciales se iban de vacaciones y por entonces no se me conocía apenas”. De esta casuística surgió la idea de crear otro tipo de productos.
En la actualidad, con la hectárea destinada al cultivo de frutos rojos elaboran diversas variedades de confituras: de fresa (es la reina), frambuesas, grosellas, cassís (grosella negra), arándanos…, y también de ruibarbo, saúco, rosa canina, calabaza (de cabello de ángel), membrillo, manzana… En cuanto a la composición, por el momento estamos ligados a la legislación vigente y, en este sentido, nos vemos obligados a incorporar una cantidad de azúcar que no siempre querríamos, ni que siquiera sería necesaria.” Antònia reconoce que lo que más demandan son las confituras y jaleas de frutos rojos, seguidas de muy cerca por “la de saúco y la de manzana, que alegramos un poquito con un toque de calvados (alcohol de manzana digestivo muy apreciado en Francia). Con una hectárea de cultivo no podemos asumir la demanda que tenemos, pero para nosotros crecer no es prioritario”.
Un trabajo muy bien valorado
Todos los productos de Casa Gendret se elaboran con materias primas de cosecha propia. “De momento no contamos con la colaboración de ningún otro productor, si bien estamos en contacto con las personas de Ratassia de la Carmeta y la miel de Andorra de Autèntic.” Comercializan y venden sus productos a través de las redes y por contacto directo con aquellos que les conocen, y cada vez están menos presentes en ferias y mercados, “por una cuestión de tiempo y economía, ya que si hemos de pagar a alguien resultaría inviable”. Para conocerles, es posible ir hasta Aubinyà: “Si queréis venir a visitarnos, de junio a octubre, siempre es mejor hacerlo con cita previa, aunque no le cerramos la puerta a nadie.”
Antònia nos asegura que “vivir de los frutos de la tierra es muy complicado”, pero que, precisamente por eso, quien va a verles, quien sabe lo que hacen, reconoce el valor de su trabajo: “la gente, cuando les explicamos quiénes somos y qué hacemos, cómo lo hacemos y ven dónde trabajamos, valoran muy positivamente nuestra labor.” Desde Casa Gendret, y en colaboración con otros productores y artesanos, están creando una asociación de productores, con una mirada hacia un futuro que desconocen adónde les conducirá. Antònia concluye: “no sé cómo veo el futuro cercano. Con el cambio climático, la falta de agua…, por el momento intentamos no pensar mucho en ello e ir haciendo, temporada tras temporada.”
Casa Gendret d’Aubinyà
Carretera de la Rabassa (km 9,5)
AD600 Sant Julià
Sant Julià de Lòria, Andorra
De 10 a 16 h
Tel.: +376 352 415
gendret@andorra.ad
WhatsApp: +376 352 415
https://visitandorra.com/es/productos-autoctonos/casa-gendret/
Instagram: @casa.gendret
Persona de contacto: Antònia Parramon