Porcelana artesana en un entorno de pura naturaleza
Dice de sí misma que, en lugar de definirse por lo que es, prefiere hacerlo por sus aspiraciones, y es entonces cuando nos cuenta que quiere ser “una mujer árbol: deseo estar en la sociedad en la que vivo con la misma naturalidad, falta de artificio, fuerza, belleza, eficiencia, modestia y quietud, con la que un árbol está en el bosque; enraizado en la tierra y mirando al cielo, cumpliendo su función limpiadora con sencillez y discreción. De mayor, quiero ser árbol!” Y, del mismo modo, aplica esta definición a su oficio de ceramista.
Una forma única de expresión
Nacida en Zaragoza, Blanca Alfonso de la Riva tiene su propio taller en el Pirineo oscense desde el año 2003. Previamente, se formó en Alemania, aprendiendo el oficio alfarero en la escuela de Cerámica de Landshut y en el taller del Maestro Jörg von Manz y, a su regreso a la Península Ibérica, en 1999, le siguieron unos años en los que desarrolló su estilo personal.
En su página web www.porcelanablanca.es, Blanca comenta: “la cerámica es una manera de expresar lo que de otra forma no consigo hacer.” Cuenta que al trabajar en el torno, su pasión, siente que se olvida del mundo y de sí misma. Por ello cada una de sus piezas condensan una parte de su esencia. Cada vaso, cuenco o plato están decorados con motivos vinculados a Ansó: la montaña, los bosques, las flores, el río…
Y es que sus piezas son el resultado de su forma de percibir lo que es y dońde vive: “Quiero contribuir al placer de comer y beber con elementos sencillos, fuertes, naturales, enraizados y a la vez aéreos. Me gusta la idea de jugar con la tierra y la luz, cosa que la porcelana a veces permite por su translucidez. También disfruto mezclando lo sofisticado con lo rudimentario en los materiales y técnicas que utilizo, y añadiendo tierras que recojo en alta montaña, en lugares emblemáticos (Mesa de los Tres Reyes, Ibón de Acherito, Castillo de Acher, Petrexema…), lo que aporta más significado aún a las piezas.”
“Con mis obras quiero contribuir al placer de comer y beber con elementos sencillos, fuertes, naturales, enraizados y a la vez aéreos.”
La trayectoria vital… hacia la naturaleza
Resume su andadura vital como un camino de la urbe a la naturaleza. Creció en Zaragoza, aunque pasaba los veranos en Ansó, de donde procede su familia materna. “Aquí siempre tuve la sensación de estar en el paraíso, y le debo una a mi madre por enseñarme a ver y valorar los montes, las plantas, el río, la quietud y la belleza que rodea a quien pasa una temporada en este lugar con los ojos abiertos. Y, también, por darme la oportunidad de sentirme cabra montesa.”
Los estudios y la vida la llevaron a cambiar de ciudad, hacia Pamplona, y luego, de país, hasta Alemania. “Pasa la vida, sin querer, te formas como ceramista y conoces a gente significativa. Y cuando con treinta y pico años te planteas dónde quieres ver crecer a tus hijos, te viene a la cabeza ese «sueño imposible» de vivir en el Pirineo… ¡que resulta que no es tan imposible!” Pero Blanca tomó la decisión, un paso que, según dice, le pareció como saltar al vacío. “De eso ya hace 22 años, y sigo pensando que soy una privilegiada por estar aquí y que no me cambiaría por nadie.”
“Cuando con treinta y pico años me planteé dónde quería ver crecer a mis hijos, me vino a la cabeza ese «sueño imposible» de vivir en el Pirineo… ¡que resulta que no es tan imposible!”
Colores y formas, del entorno a la cerámica
El lugar donde vive es el principal causante de que su cerámica sea como es: “No intento copiar ni siquiera inspirarme en lo que hay a mi alrededor. Simplemente me encuentro con esa realidad que me envuelve y que influye en mi vajilla. Cuando me pongo a pintar salen manchas que luego reconozco en mis paseos por el monte. Y si me resisto con uñas y dientes a ser floral… ¡es en vano! A veces me propongo no pintar flores o frutos por temor a ser «cursi» o anticuada, pero a menudo acabo pintando manchas que se parecen a rosas silvestres, frutos de espino albar, endrinas, escaramujos… En fin: ¡que la naturaleza que me rodea se lleva al traste mis ansias de minimalismo!”
Blanca afirma que, en el proceso de creación, más que elegir colores o formas, parece que son ellos quienes la eligen a ella: “La fuerza estética de los lugares de montaña es tan grande que no te puedes sustraer a ella. Vivir rodeada de bosques y montañas me da fuerza y calma a la vez.”
“La fuerza estética de los lugares de montaña es tan grande que no te puedes sustraer a ella.”
La porcelana de Blanca
Blanca habla, en su página web, de los orígenes y la historia de la porcelana, una pasta cerámica que empezó a utilizarse en China, según determinadas fuentes, en el siglo II d.C. Explica que su excepcionalidad residía en la técnica de elaboración, uno de los secretos mejor guardados por aquel entonces, que no llegaría a ser descubierto y difundido en Europa hasta el siglo XVII, de la mano del alquimista Friedrich Böttger.
Dice de ella que es un material muy poco plástico en su manufactura, comparado con el gres y la arcilla, que es muy rebelde, y que hay que tratarla con mimo exquisito, especialmente si se trabaja en el torno. “Entonces hay que bailarle el agua, literalmente. A cambio nos recompensa con su luminosidad, su delicadeza y su fuerza. Se cuece a altas temperaturas, tanto, que pierde totalmente su porosidad, se funde y, además, distinguiéndose de todas las demás pastas cerámicas, cristaliza. La porcelana se convierte en cristal, y cuando la pared es lo suficientemente fina, se puede ver cómo trasluce.”
Blanca forma parte de la Asociación Profesional de Artesanos de Aragón, que desde hace más de 25 años promociona la artesanía aragonesa mediante exposiciones, ferias, cursos de formación… La galería de su página web muestra parte de su obra, que se puede adquirir mediante dicha plataforma, o contactando directamente con la alfarera, vía teléfono, correo electrónico o Instagram. Y quien lo desee, puede desplazarse hasta Ansó para conocer sus piezas: “¡Me encanta recibir visitas en mi pequeño «santuario» , mi taller-tienda!”.
“La porcelana es un material muy poco plástico en su manufactura y hay que tratarla con mimo exquisito, especialmente si se trabaja en el torno. Hay que bailarle el agua, y a cambio nos recompensa con su luminosidad, delicadeza y fuerza.”
Dice que, para ella, la alfarería es una labor familiar, casi maternal. “Mis piezas son entre sí como los hermanos: se diferencian individualmente, a la vez que tienen un aire familiar que las caracteriza. A veces el parecido es más de primos… ¡y alguna vez me encuentro con adopciones que me encantan! De vez en cuando se me rebela la prole y no funcionan las cosas como yo imaginaba, y hay que hacer más probatinas, jugar con los límites: educar. La porcelana es una alumna brillante, pero a la vez rebelde. Te hace sufrir y también te recompensa a veces con piezas que no soñabas.”
Comprometida con el territorio
Desde hace un año, Blanca es teniente de alcalde del Ayuntamiento de Ansó y está centrando sus esfuerzos en dinamizar el territorio: promueve que nuevas personas conozcan el Valle y se animen a ir a vivir en él.
“Trabajo para que más personas puedan disfrutar la suerte que yo he tenido y puedan instalarse en esta maravilla de entorno para desarrollar su proyecto de vida. Estamos creando las condiciones de conectividad, vivienda y espacios de trabajo adecuadas para que quien quiera emprender o teletrabajar desde el Valle de Ansó, lo tenga fácil y se anime a hacerlo.”
“Además de formar parte del Parque Natural de los Valles Occidentales del Pirineo, con su riqueza en biodiversidad y paisaje, nuestro municipio posee una infraestructura de servicios bastante completa, donde destaca una escuela innovadora y familiar, que desde hace casi 20 años trabaja con «nuevas pedagogías» a través de proyectos transversales, desde los intereses y el respeto al niño.”
“Estamos creando las condiciones de conectividad, vivienda y espacios de trabajo adecuadas para que quien quiera emprender o teletrabajar desde el Valle de Ansó, lo tenga fácil y se anime a hacerlo.”
La pasión que transmite por estas tierras es una invitación a desplazarse hasta ellas: “Después de 20 años aquí, no entiendo cómo este pueblo sigue siendo un sitio tan tranquilo y la gente no está haciendo cola para venir a vivir a Ansó. Quizá sigue existiendo una pereza mental que nos impide asimilar que la vida rural de hoy en día es muy diferente a la de hace medio siglo. No nos aburrimos en invierno, ni morimos congelados; el nivel de confort, gracias a nuevas tecnologías y a maneras diferentes de vivir, es muy similar al de una ciudad, solo que aquí hay una calidad de vida mucho mayor, por la conexión con la naturaleza y la posibilidad de evitar el estrés y la contaminación de los núcleos urbanos. La falta de trabajo en las zonas rurales se puede compensar con las posibilidades —cada día de más rabiosa actualidad— que ofrece el hecho de teletrabajar. Es simple: ¡Nuestros brazos están abiertos!”
Fotografías realizadas por Sergio padura.
Alfarería Blanca Alfonso
Porcelana artesana en un entorno de pura naturaleza
Camino de Siresa, s/n
22728 Ansó (Huesca)
Huesca
644 002 658 / 974 370 147
www.porcelanablanca.es
blanca@porcelanablanca.es
Persona de contacto: Blanca Alfonso de la Riva