Quién es
Nació y creció en Zaragoza, pero todos los veranos los pasaba en Ansó, en el Pirineo de Huesca, lugar de donde procede su familia materna y donde comenta que se ha sentido siempre como en el paraíso, conectada a la naturaleza. Los estudios y la vida le llevaron a Pamplona y a Alemania, donde decidió aprender el oficio de alfarera. Ya formada como ceramista, en 1999 regresó a la Península Ibérica donde siguió desarrollando su estilo personal. Cuando le llegó la hora de plantearse dónde y cómo querría que crecieran sus hijos, lo tuvo claro: volver a Ansó. Así, Blanca Alfonso de la Riva tiene allí, desde el 2013, su propio taller y forma parte de la Asociación Profesional de Artesanos de Aragón. Su trayectoria ha sido un camino de la urbe a la naturaleza, un entorno que plasma a través de su obra y que también ha cuidado desde su vertiente de teniente de alcalde del Ayuntamiento, dinamizando el territorio con propuestas que invitan a vivir y trabajar en el mundo rural, con una mirada actualizada tecnológicamente y respetuosa con el medio.
Qué hace
Con el torno, Blanca Alfonso de la Riva da forma artesanalmente a sus piezas, obras de arte que expresan una parte de su esencia y que se pueden utilizar a diario. Sus vajillas elaboradas con porcelana blanca, con matices de colores, destacan por su luminosidad, delicadeza pero a la vez fuerza y resistencia. Aunque cada pieza es individual y única, todas tienen un aire familiar que las caracteriza. Porque cada vaso, cuenco o plato está decorado con motivos ligados a la naturaleza que le rodea: la montaña, los bosques, las flores, el río… y el entorno y su fuerza estética se reflejan en ellos. Blanca juega con la tierra y la luz, con diversos materiales y técnicas e incluso utiliza para trabajar tierras que recoge en la alta montaña. Con su artesanía, quiere contribuir al placer de comer y beber con elementos sencillos, naturales, arraigados al territorio.
El entorno
Visitar Ansó implica caminar por las calles de esta bonita localidad y apreciar su rica arquitectura popular, conocer su museo etnológico o el Museo del Traje Ansotano… así como disfrutar de la naturaleza que hay en los alrededores. Llegar hasta allí es una invitación a recorrer el Valle de Ansó, con su extensa red de senderos y de emplazamientos destinados a la práctica de deportes como el descenso de barrancos. Se pueden hacer excursiones hasta la Ermita de Puyeta, la Pozas del río Veral, subir a picos como el Petrachema (2371 m), la Mesa de los Tres Reyes (2438 m) o la peña Ezcaurri (2055 m), mientras que en invierno puede practicarse el esquí de fondo en Linza. También es posible acercarse hasta el Valle de Zuriza, a Aguatuerta, al Ibón de Acherito y al Ibón de Estanés… y adentrarnos en el Parque Natural de los Valles Occidentales del Pirineo, con una gran riqueza en biodiversidad y paisaje.